Es cosa de poco chiste pero al personal le divierte mucho cuando se habla de eyaculación precoz que no será enfermedad grave pero incomoda a las relaciones sexuales que son la base de una buena relación de pareja, (tal vez de las más importantes porque si no hay pasión carnal no hay fuego que la sustituya).
Se conocía el dato de la eyaculación «ya» pero la revista científica «The Journal Sexual of Medicine», (cuyo título no deja lugar a dudas de su contenido) extiende el «ya» a la eyaculación secundaria o adquirida. La diferencia es que en la primera no se cruza el minuto y en la segunda se llega a tres. No es un tiempo récord pero por algo se empieza, o se acaba. Según las estadísticas en España, el 15 o el 20 por ciento de los hombres se han encontrado con esta contingencia pero no quiere decir que sean «ya» o «casi» ya porque recuerda al ego y al superego y por ahí nos vamos a dar con Freud y sus obras necesitan un tiempo para ser leídas y algo mas para entenderse. El poder del «ya» es mayor que el de un desatascador de los que anuncian en Teletienda aunque me arrepiento de haber puesto ese ejemplo, pido perdón.
Ya y casi ya forman una unidad de destino, no en lo universal, pero sí al menos en lo personal
Esa necesidad perentoria por lanzarse al vacío desde un acantilado le he visto mas en los candidatos a las elecciones que en ninguna parte. Con tal de colocar la frase para los informativos de la noche eran capaces de vender a su primo, y así fue aunque ni con el primo Zumosol se libraron de una riñonada importante. Costalada europea se dice.
Pero volvamos al ahora cariño, a ese momento infeliz que acaba con cien preparativos y con muchas noches de pasión y que duele más que a tu pareja verte en ropa interior con calcetines. Cuidemos los detalles que nos hacen personas, de otra manera nos buscarán jaula en el zoo. Se escribirán cientos de tratados médicos acerca del ya y del corre ya, y del ya pasó, y del ya estoy vestido pero nadie escribirá tratados sobre la paciencia y distracciones en momentos difíciles. Escribir acerca de caricias, juegos, carantoñas y disculpas es una chorrada de dimensiones profundas. La frustración se entiende y se extiende y a ella hay que darle la profunda dimensión que exige puesto que otras cosas impiden darle el tratamiento necesario que deberían tener. Y pocas bromas o chistecitos fáciles porque pudiera ocurrir que quién más lo festeja mayores motivos tiene para callarse porque podríamos preguntar a su pareja por el grado de satisfacción que tiene. Ya y casi ya forman una unidad de destino, no en lo universal, pero sí al menos en lo personal, y sin dos no hay pareja, y con el casi ya lo que hay es una carrera de Fórmula 1.
Rafael Martínez Simancas