Hizo lo que debía hacer, renunciar, pero son tantos los que le tenían y tienen ganas a Rubalcaba que incluso después de haber actuado en consecuencia con el resultado electoral, tratan de machacarle como si solo él fuera el responsable del desastre, cuando hasta el momento de conocer los resultados del 25M había quienes estaban dispuestos a romperse la cara por el secretario general del partido. Pero saber de su renuncia y empezar la leña al árbol caído ha sido todo uno. No solo ocurre en el PSOE, por desgracia el cainismo es moneda corriente en política. No hay más que recordar cómo reaccionaron algunos de los “marianistas” más furibundos –hoy- cuando Rajoy perdió las segundas elecciones contra Zapatero.
Rubalcaba está intentando manejar el proceso de renovación, pero la impresión es que se le está yendo de las manos y a lo mejor no sale elegido –o elegida- la persona que él creía más conveniente. El debate sobre quiénes pueden votar en el congreso de julio se ha convertido en el centro de la discusión, que en buena ley tendría que ser otra: cómo encauzar el futuro del partido y quién debe dirigir y formar parte del equipo encargado de reformar, relanzar y quizá reinventar el PSOE. Si desaprovechan esta oportunidad, se pueden olvidar los socialistas de recuperar algún día el gobierno.
Lo que no es de recibo es que Madina exija ese cambio para presentar su candidatura
Todo el mundo tiene derecho a subir en el escalafón, la única condición es respetar las reglas de juego. Media docena de socialistas querrían ocupar la secretaría general, aunque no todos los confiesan abiertamente. Entre esas reglas de juego actuales figura que el secretario general lo eligen los delegados en el congreso del partido, y han surgido voces pidiendo que sean los militantes. Se puede estudiar. Lo que no es de recibo es que uno de los aspirantes, Eduardo Madina, exija ese cambio para presentar su candidatura. Las exigencias, como las amenazas, nunca son buena estrategia. Y en política, menos. Si no te gusta lo que hay, lo establecido a través de un congreso en el que has participado, te vas a tu casa.
Queda por delante un apasionante mes y medio en el que se van a tomar las decisiones que deberá validar el congreso del PSOE, del que necesariamente debe salir un partido fortalecido porque si no lo consigue ahora otros tratarán de ocupar el espacio que ha perdido. A la hora de escribir estas líneas las especulaciones son infinitas, más aún las intoxicaciones de los expertos en difundir rumores para ver qué pasa.
Susana Díaz tiene más papeletas que nadie para ser la nueva secretaria general del PSOE
Los datos concretos escasean, pero visto lo visto, pulsados varios pulsos y haciendo recuento de lo dicho y de lo no dicho, ojo con Susana Díaz. Tiene más papeletas que nadie para ser la nueva secretaria general del PSOE sin abandonar la presidencia del Gobierno andaluz, lo que puede hacer si el congreso designa un secretario de organización que conozca bien el partido por dentro y que además conecte perfectamente con una Díaz que no puede estar todo el día en la sede de Ferraz. ¿Estas líneas significan que será S.D. la nueva jefa del PSOE? Ya me gustaría saberlo. Y a otros muchos.
Juanma Moreno, por cierto, el presidente del PP andaluz, se ha metido en un berenjenal al advertir que la presidenta de un gobierno regional no puede compatibilizar sus responsabilidades con la secretaría general del partido. En su sede, la de Génova, no dan crédito. Si pretendía estrechar lazos con Cospedal, o más que estrechar tender lazos, porque no se llevan precisamente de cine, se ha equivocado de pleno.
Y un apunte: atentos a Pedro Sánchez, un desconocido hasta hace un cuarto de hora.
Tiene currículum más que interesante, experiencia en los campos en los que se forma un político, también ha sabido ganarse la vida fuera de la política –incluso conoce el paro-, es universitario, habla idiomas, tiene ideas claras y se expresa bien. Insisto: atentos.
Pilar Cernuda