domingo, noviembre 24, 2024
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Secuelas, secuelas, secuelas

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Si apartáramos por un momento las secuelas, remakes y demás derivados, e intentáramos llevar a buen puerto la utópica máxima “la industria necesita refrescarse”, lo más probable es que nos encontráramos a los pocos días con una pregunta ineludible, un muro inesperado, ¿está el público general preparado para ello? ¿Listo para renovarse?

Atravesar épocas de crisis como la actual no es fácil, y las empresas son las primeras que necesitan afianzar sus ganancias para combatir de algún modo la caída en ventas. Por eso, y por la cantidad de dinero fácil que generan, no es complicado entender que les sea una mejor inversión aprovechar la demanda de franquicias ya establecidas que arriesgarse con nuevas ideas y proyectos de resultados no contrastados.

 'Call of Duty' quizá sea la mejor de las excusas para que no aparezcan nuevas IP. Además de la serie principal ahí están bajo el mismo nombre 'Black Ops' y 'Modern Warfare', dos ramificaciones que se alternan con los años y evitan que la marca quede sin explotar, cosechando además a cada nueva entrega un agresivo aumento en las cifras de ventas que convierte a la saga en el ejemplo y modelo perfecto, a seguir por muchos estudios. Un modelo de negocio que no es difícil de entender, pero que puede provocar el agotamiento del público con la repetición de contenidos y mecánicas que conlleva.

Aunque visto lo visto quizás ese agotamiento solo proceda de los usuarios más informados, de esos jugadores habituales y veteranos que ya reciben cansados lo mismo de siempre. De cara al público general sin embargo (el que manda en las ventas), la aparición de secuelas es un motivo perfecto para volver a la tienda cada navidad a por la continuación del juego de turno, por el que se está dispuesto a pagar el precio de lanzamiento en un mercado que ya no está como para tirar 50, 60 o 70 euros a la basura.

 El sector ha ido creciendo de manera exponencial con el paso de los años y con el paso del tiempo cada vez ha ido cobrando más importancia el presupuesto, que el nombres de algo aluda a personajes fácilmente reconocibles por todos. Ya no importa transmitir sensaciones diferentes para atraer a un público aún mayor, ni satisfacer a los que más tiempo lleven en él. Por eso es de agradecer la dedicación de algunas desarrolladoras a productos “con nombre”, que lanzan al mundo algo más que un nuevo trabajo con el que llenarse los bolsillos. 

Es el caso del recién lanzado 'Mario Kart 8', a cuyo popular protagonista se le podría tratar de aplicar todo lo citado más arriba (al fin y al cabo decir Mario es asegurarse un enorme cúmulo de gente haciendo fila por una copia). Y a pesar de esa Mario-dependencia y de no necesitarlo para conseguir unos buenos números de ventas, el nuevo arcade de velocidad del famoso fontanero de Nintendo es un título que derrocha calidad y aporta algo al sector más allá de un aspecto remozado y un nuevo número en la portada.

Condenados a vivir en un mundo cíclico, quizás valiera la pena cruzar los dedos y exigir a las segundas, terceras o decimonovenas partes de una saga seguir el modelo de Nintendo en ese aspecto. Siendo solo una cosa la que hay que imitar de la compañía japonesa… no puede ser tan difícil, ¿no?

David Arroyo

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