Qué fina es ella. Lo mismo puede servir para sostener una sombrilla en una parrilla de salida de motos o coches que para vender verdura en un mercado. Vamos, que para unos es una pelandusca y para otros una verdulera. Así es Oriana Mazzoli. Cada vez que habla dan ganas de pagarla un billete para uno de esos vuelos organizados al espacio que ya se están preparando. Pero con las ventanillas abiertas.
La gala de despedida de 'Supervivientes', si es que no vuelven a inventarse más especiales, volvió a confirmar que los responsables de Telecinco, por muchos padresnuestros que rezen como penitencia, nunca tendrán el perdón de los españoles de bien. Traer de la isla de vuelta a Españ a la mayoría de los concursantes de esta edición es algo que nunca se les podrá perdonar.
Los grandes protagonistas volvieron a ser la pareja Oriana-Tony, con permiso del tanga de Pelopony, de la voz de barítono castrado de Chiqui, y de la felación que sigue manteniendo Aran Aznar que hizo a Antonio Tejado. Aunque el ex de Chayo Mohedano sigue negándolo y por ello le va a interponer una demanda, hay que recordar que el polígrafo confirmó que ambos habían mantenido juntos relaciones sexuales, por lo que o Antonio miente o no considera que felación sea una relación sexual. O por supuesto que el polígrafo sea menos creíble que un político en campaña, o en cualquier día del año.
Claro que si la actual pareja de Tejado le ha perdonado, según él, porque «no se lo ha tomado en serio» (¿pero alguien se toma todo esto en serio?), qué decir de Oriana y Tony, que al parecer se han perdonado bastantes veces a lo largo de la última semana. Eso o que los dos han dejado claro que para echar un polvete, o «más de tres» como precisó ella, se puede estar cabreado con la otra parte contratante.
Lo mejor fue la frase de Tony: «Se ha acostado conmigo para lavar su imagen». ¿Cuál? ¿La de pendón de Caracas? Entre la venezolana y la paraguaya (Viviana Figueredo) vaya favorcito que están haciendo a las mujeres latinoamericanas.
Y es que la moza no sólo se conformó con contar a la audiencia que se había vuelto a pasar por la piedra varias veces a Tony, lo que molestó al otro «pretendiente» de éste, un Nacho Montes que afirmó que «los ojitos (los que dice que el ponía él) para mí y la picha para ella», sino que incluso se permitió primero amenazar al respetable del plató para después insultarle.
Oriana, que acusó a Tony de tenderla trampas para quedar y luego acostarse con ella, como si eso fuera más difícil que sacarse la carrera de juez, ya había tenido enfrentamientos a lo largo de la noche con Katia Aveiro, Abraham y Rebeca Pous, y le advirtió a Jorge Javier: «Como me toque los ovarios el público me voy a volver un poco histérica». Más que eso, lo que hizo fue demostrar una vez más lo ordinaria que es, haciendo una peineta al personal que llevó a Jorge Javier a echarla del plató. No, desgraciadamente tendremos todavía que esperar un poco más para que alguien la eche de España. O de Europa. O del planeta.
Fue el colofón a una gala en la que Pelopony lució cuerpazo y, según Jorge Javier («se te ve todo»), algo más (cosas de salir a la calle vestida solo con un sujetador y un tanga), y con la que parece que nos hemos librado por fin de toda esta fauna. Por si acaso yo ya he puesto unas velitas a todos los santos de mi parroquia más cercana para que no los tenga que ver más.
La mosca