No hay más. Dos Españas. Usted debe estar en una de ellas. Cara o cruz. Renovación o mantenimiento. Crítica o esperanza.
Llevemos el debate del futbol al salón de nuestras casas. Tras el adverso e inesperado resultado de los “chicos de rojo” ante la vengativa Holanda, la céntrica estancia familiar se ha dividido en dos opciones de análisis y debate. Dos grupos se enfrentan en acaloradas exposiciones: renovadores y conservadores.
Renovadores.
Son los más numerosos. Piden cambios en el combinado de Del Bosque. Califican de “ridículo” lo acontecido en el primer partido de la selección en el Mundial. Culpan directamente al entrenador por varias razones que las enumeran y exponen con crudeza:
1º.- No puede ser el centro del juego, por donde pasan todos los balones, un jugador que este año no ha sido titular indiscutible en su equipo: Xavi Hernández. Está cansado y falto de ideas. “El míster le ha llevado, braman levantándose del amplio sofá los envalentonados renovadores, para pagar favores de dos Eurocopas y un Mundial”.
2º.- Hemos cambiado el sistema de juego pasando del “tiqui-taca” al “taca”…para Diego Costa. Y todo por no hacer el ridículo dejando al hispano-brasileño en el banquillo después de lo que nos ha costado. ¡Brasil se está riendo!, vocifera el más pequeño de la casa.
3º.- El equipo está cansado. Hemos tenido a Valencia, Sevilla, Barcelona, Atlético y Madrid jugando hasta finales de mayo, mientras Holanda llevaba un mes de preparación. “Y eso se paga”, afirma ufano el último cuñado en llegar a la familia.
4º.- Casillas ya está acabado. Tenía razón Mou cuando le llevó al banquillo. En la Champions le salvó Ramos, pero aquí ha dejado su sello de caducidad. ¡Y mira que fue bueno!, lloriquea la hija que está en edad de merecer.
¡Que cambien a la mitad!, vociferan al unísono los renovadores poniéndose en pie en señal de firmeza.
De Vicente no dicen nada, pero a la menor están dispuestos a saltar. “Ya es mayor”, piensan en silencio. Pero callan.
Conservadores.
Aguantan y hablan poco. Tienen la experiencia que dan los años y saben que en el futbol todo depende de que el balón penetre en la portería. “Si hubiera entrado lo de Silva ahora estaríamos todos en armonía”, aseveran con resignación mientras se aprestan a defender a un equipo que tanta felicidad ha otorgado a los españoles. Y lo enumeran:
1º.- Hay que dar confianza a los chicos. “Recordar que en Sudáfrica también empezamos perdiendo y al final….”, sonríe picaresco el padre de familia.
2º.- Si el árbitro anula, por falta a Casillas, el tercer gol holandés…”otro gallo nos cantaría”, garantiza el serio yerno que hace migas con el suegro por cuestiones de herencia. “Debe seguir, Casillas debe seguir…”, suplica ahora la hija en edad de merecer cambiando de bando.
3º.- Tenemos los mejores centrales del mundo. “En el pasado Mundial nos metieron dos golitos nada más”, puntualiza el vecino llegado a la reunión por el olor del jamón. “Por eso ahora nos llevamos cinco de golpe, para cuadrar cuentas”, susurra con respeto el hijo de coleta en ristre que porta camiseta con ambiguo slogan: “Podemos… paga menos de 700.000 por título”.
Y así dejamos a “la familia que discute unida-permanece unida”. El miércoles Chile nos puede sacar de dudas y quién sabe si de respetos familiares.
Dos versiones, dos Españas. Como en los viejos tiempos. Y tan viejos…
JA Ovies