Parece difícil hablar de amor en los tiempos que corren, ¡hay tantas urgencias! Sin embargo, el amor es uno de los grandes temas, tan literario como bioquímico, tan poético como prosaico, tan básico como excelso, tan cotidiano como inasible. Además, no son los temas, sino la manera de abordarlos, lo que hace grandes las obras artísticas. Un buen repaso por las comedias románticas, nos permite conocer mucho acerca de la ideología y de los clichés de cada sociedad, lo que nos facilita una mirada tanto crítica como instructiva. Pero, sin racionalizar, seamos sinceros, ¿quién no ha se ha dejado llevar por la emoción de una buena historia de amor?, ¿quién no cuenta con varios títulos clásicos entre sus obras preferidas?
Qué voy a decirles yo. Ahí están mis propios versos, los que en su día Lope pusiera en mi boca, en los que recobro el juicio y la razón gracias a él:
¡Amor, divina invención
de conservar la belleza
de nuestra naturaleza,
o accidente o elección!
Extraños efectos son
los que de tu ciencia nacen,
pues las tinieblas deshacen,
pues hacen hablar los mudos;
pues los ingenios más rudos
sabios y discretos hacen.
Es justo reconocer, no obstante, que la verdadera idea del amor, está más cercana al perder la cabeza que al recobrar el sentido y la inteligencia. Y el clásico que mejor resume la pasión amorosa universal, viene del bardo ingles y es, sin duda, Romeo y Julieta.
La compañía Grumelot en un superlativo esfuerzo por hacer bueno aquello de “menos es más”, exprime a la actriz Carlota Gaviño, en un juego con el público, capaz de amalgamar lo más esencialmente clásico, con lo atrevido y contemporáneo. Sacándole partido a cualquier cosa, pero sobre todo, haciendo un derroche de talento. Personalmente, disfruté y aprendí mucho en el viaje, ya que me gusta que el teatro explore sus límites con tanto respeto y amor, como irreverencia.
“#sobrejulieta es un monólogo desesperado por ser un diálogo. Una historia de amor: chica conoce a público, se enamora vehementemente, y usa las palabras de Shakespeare para comunicarse, deseando el encuentro que detone la cascada de reacciones bioquímicas que llamamos amor”. Para mi gusto, con esta información sobre el espectáculo, es suficiente.
Si alguien tiene la tentación de pensar que el teatro está obsoleto y es algo del pasado, les invito a que se acerquen a las salas pequeñas que, contra viento y marea, lo resucitan a diario, en manos de jóvenes y estupendos artistas que lo mantienen fresco, vivo y en crecimiento.
Las cosas no siempre llegan cuando deben. Me temo que el destiempo sea en esta ocasión, uno de los imperdonables errores de este post. La última oportunidad de ver #sobrejulieta es el viernes 27, espero que no sea la única y también, que no sea irreparable.
La dama boba