Quien asuma finalmente la dirección del Partido Socialista tendrá origen y pasado, pero sobre todo futuro; y débitos, aunque también crédito para gestionarlos sin hipotecas. Espero.
El pasado de los candidatos traza perfiles diferentes y en ninguno aparece nada reprobable. Lo sabríamos. Ambos disimulan los mentores y apoyos que otros exhiben contra ellos. Hacen bien; el apellido, que te lo ponen, puedes cambiarlo con la mayoría de edad; la herencia en política se acepta en todo, en parte o a beneficio de inventario. No es cinismo.
Son tiempos difíciles:
Entre el institucionalismo enrocado y complaciente, cuando no artero, y bailar la zumba que toca la intelligentsia de Podemos, nuestra democracia tiene el reto de, como reza el dicho, sacar el agua sucia de la bañera sin tirar al niño por el desagüe.
Leo a Sami Naïr sobre el desengaño europeo: el sueño se ha vuelto pesadilla; la aspiración a una Europa de solidaridad humana y progreso social reclama propuestas y una visión sin complacencias de su estado y estrategia actual.
La mutación de la economía de mercado en una sociedad de mercado y la desigualdad vigente y creciente son armas de destrucción masiva contra toda república, coronada o no.
En medio, el PSOE se me figura como un cetáceo varado en la marisma, sin saber tras qué lámina de agua, ciertamente, se ve el mar. No podrá seguir así mucho más, deshaciendo su músculo, aplastando sus órganos, sucumbiendo bajo su propio peso.
Lo que necesita no es un shock de modernidad, que va de suyo, sino de vitalidad sobre todo; de movilidad frente a la comodidad, de programa frente al funambulismo y la retórica, de colaboración e incorporación frente a la huraña mediocridad empoderada.
La aspiración a seguir estando, conservarse, guerrillear y disponer de una cuota en las instituciones es insuficiente. Necesita volver al mar con voluntad de gobierno y soluciones de izquierda en las que verdaderamente crea, mutatis mutandis.
Recordando a Blas de Otero, en este caso no tiene por qué destruir todos sus versos, pero sí salir a la calle para poder dirigirse a la inmensa mayoría, a sabiendas de que solo desde el compromiso con la dignidad de la gente redescubrirá la dignidad de la política. Porque el alma con el tiempo se queda en nada, y lo del ADN es como el alma.
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PD: Evitaba escribir sobre el PSOE, pero lo que sea de él es importante para todos. Mi preocupación y resistencia han sido la causa del impasse de este blog.
José Luis Mora