Ya sabemos que de un presidente de Gobierno no podemos esperar un discurso rompedor. Ya sabemos que Mariano Rajoy no es de Podemos, ya. Pero cómo no mirar su intervención en un curso de verano seguros de que nos ofrecerá alguna reflexión, alguna propuesta nueva, algo. Pues el resultado ha sido nada. Ni una idea, ni una propuesta, nada.
Son mejores los datos de nuestra macroeconomía que lo que los ciudadanos vivimos y sufrimos cada día
El presidente ha vuelto a dedicar las tres cuartas partes de su discurso a recordar, de nuevo, como en cada una de sus apariciones en el Congreso, a recordar, digo, cómo se encontró España al llegar al Gobierno, la ruina en la que los socialistas nos habían dejado. Y a continuación un prolijo y benevolente repaso de todos los logros del Ejecutivo del PP. Que no digo yo, amable lector, que no haya cosas buenas, que sí que las hay. Aunque hasta el presidente reconoce que son mejores los datos de nuestra macroeconomía que lo que los ciudadanos vivimos y sufrimos cada día. Y menos mal que cuando ya dábamos todo por perdido Rajoy se ha referido a su posible reunión con Artur Mas. Vaya, menos mal, sacaba el espinoso asunto tantos meses pospuesto. Pero, sorpresa, nada nuevo, tampoco. Lejos de dejar una puerta abierta de diálogo el presidente ha vuelto a reiterar las líneas rojas sin margen de encuentro. Quiero pensar que ha sido más para que su público, tan crítico con Mas, no cuestione ese, en mi opinión, imprescindible encuentro. Quiero pensar que este presidente tan introvertido tiene alguna carta en la manga, aunque no nos la cuente, para que el reto soberanista deje de ser un previsible choque de trenes.
Estas primarias, este experimento, va a obligar a todos los partidos a reflexionar sobre su ser y su estar
También esperábamos casi con ansiedad las medidas de regeneración democrática, esas que, según dicen los populares, son su agenda prioritaria para el próximo curso. Pues, amable lector solo le hemos escuchado reiterar eso de que sea alcalde el cabeza de lista más votada. Y de esa propuesta por sí sola no tengo más remedio que pensar, como el PSOE, que el PP está viéndole las orejas al lobo. Es decir, que saben ya que pueden perder algunas importantes alcaldías y quieren modificar la ley a mitad del partido. Total, amable lector, que como le decía nada nuevo bajo el sol en el Curso de Verano 2014 del PP. Claro que tal vez este sea el fin de semana de PSOE que, envuelto en una catarsis sin precedente, puede que esté haciendo historia. No estoy seguro de que les vaya a salir bien. Tal vez el experimento les estalle en la cara, o tal vez no. Lo que es seguro es que en un momento de tremenda desafección de los ciudadanos hacia la política y las instituciones, al menos el PSOE arriesga. Tal vez arriesgue a su costa, tal vez. Pero de lo que estoy seguro es de que estas primarias, este experimento, va a obligar a todos los partidos a reflexionar sobre su ser y su estar. Sobre sus relaciones con sus militantes y con los ciudadanos en general. Y aunque al PSOE le esté suponiendo algún desgaste, creo que a la sociedad le enriquece. Así que mañana por la noche, amable lector, yo esperaré a ver cómo le ha salido el experimento al PSOE.
Fernando Jáuregui