sábado, septiembre 21, 2024
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Ahora viene lo difícil

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Hay frases que no por repetidas pierden vigencia. Una de ellas es la que dice que el PSOE es el partido que más se parece a España. Desde luego, lo creo firmemente. Y las circunstancias actuales son una vez más prueba de ello.

El Partido Socialista está en una situación delicada. Ha encadenado una serie de derrotas electorales consecutivas, cada una de las cuales ha sido más dura que la anterior, que le han dejado en una situación de debilidad desconocida en el actual período democrático. Y, quizás lo más grave, el período de reflexión interna abierto entre las generales de 2011 y las europeas de 2014, conferencia política incluida, no ha servido para corregir la espiral decadente ni para evitar que se haya abierto una brecha, diría incluso que sentimental, entre sus votantes –efectivos y potenciales- y el propio partido.

El PSOE es el partido que más se parece a España

Al igual que el PSOE, España atraviesa una situación compleja. La crisis económica mundial, combinada con la explosión de la burbuja inmobiliaria (y financiera) interna, se ha llevado por delante millones de puestos de trabajo y las expectativas de todo un país. La errónea respuesta emanada del club al que pertenecemos, la Unión Europea, en forma de austeridad extrema e irracional no ha ayudado a hacer frente a tal situación. Al contrario, la ha agravado, llevando al país y, lo más importante, a millones de personas a una situación de sufrimiento doblemente injusto por innecesario. La experiencia de Estados Unidos en su combate a la crisis así lo prueba

Esa es la situación tras siete años de crisis.

¿Qué fórmula persiguen, necesitan ambos, el PSOE y nuestro país, para empezar a remontar el vuelo? Más participación, más apertura, más transparencia. Más democracia.

El PSOE ha empezado a ensayarla este domingo con la elección directa de su secretario general. Es evidente que la elección de este procedimiento no es la solución a los problemas que atraviesa el PSOE, pero es un paso adelante en la dirección adecuada por lo que significa de confianza en la fuerza de cada militante para tomar las riendas del partido y en la apuesta por un modelo más participativo, más abierto, más poroso.

Si algo necesita el PSOE es generar complicidades y atraer gente para liderar los cambios profundos que España necesita

Aunque la demanda de más democracia es incuestionable, el conjunto de España lo tiene más difícil dado que al frente de su Gobierno se encuentra un partido contrario al avance en los derechos de ciudadanía. Quien lo dude sólo tiene que revisar el proyecto de ley de seguridad ciudadana aprobado por el Gobierno la semana pasada, recordar los continuos llamamientos a limitar el derecho de huelga o echar un vistazo a la reforma de la ley del aborto, el mayor ataque a la libertad de las mujeres perpetrado por un Gobierno en nuestra democracia para vergüenza de nuestro país en Europa.

La militancia del Partido Socialista ha hablado y ha otorgado su confianza a Pedro Sánchez, para unir a todo el partido en torno a un proyecto compartido y, sobre todo, para avanzar en el camino de la apertura a la sociedad para volver a tejer las alianzas rotas con la mayoría social progresista de nuestro país. Con la fortaleza personal, determinación, inteligencia y capacidad que ha demostrado a lo largo de los años y en este proceso, el nuevo secretario general deberá acometer la tarea de sumar dentro para poder ganar fuera, pues solo con un partido unido y bien engrasado podrá reconectarse el partido a la sociedad, tanto con aquellos colectivos que históricamente nos han apoyado y ahora nos han dado la espalda, como con aquellos de nuevo cuño y que quieren ver a un partido serio, coherente, confiable y decidido. Porque si algo necesita el PSOE es generar complicidades y atraer gente para liderar los cambios profundos que España necesita.

El camino no será fácil, pues son infinidad los frentes abiertos a los que habrá que dar respuesta desde un punto de vista socialdemócrata: el creciente número de niños en riesgo de pobreza y exclusión y mal alimentados, la lacerante cifra de desempleados, el aumento de la desigualdad y la pobreza, la ausencia de un modelo de crecimiento económico sustentado sobre bases firmes, el ataque a los derechos sociales y las libertades civiles, el encaje de Cataluña…

Ahora viene lo difícil. Todo mi ánimo al nuevo secretario general en la tarea titánica de devolver la confianza y la esperanza al PSOE y en el PSOE, a España y en España. Ambos lo necesitan. Ambos se necesitan.

José Blanco

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