No comprendo porqué nunca ha habido un estatus de aforamiento para Don Juan Carlos, en caso de que dejara de ser Rey, como ocurrió el pasado 19 de Junio. Tal vez la rapidez de hacer una Constitución a la carta pero, de una manera rápida por el momento histórico en 1978 hizo que se olvidaran que Don Juan Carlos podría dejar de ser Rey en vida; abdicar en favor de su hijo Felipe VI.
Lo cierto es que, algunos grupos pequeños pero ruidosos, tardaron muy poco en presentar denuncias o querellarse contra Don Juan Carlos por su «supuesta» participación en el frustrado Golpe de Estado de 1981.
Y es que hay voces maledicentes que no buscan sino ensañarse. Creo que los españoles tenemos una deuda impagable con el Rey por muchos motivos pero fundamentalmente por uno: cuando él mismo abortó el intento de involución y el rapto de la Libertad y la Democracia el 23 de Febrero de 1981.
Otros -en muchas ocasiones mentideros del pueblo- hablan de las supuestas paternidades de Don Juan Carlos. En todo caso, me parece muy acertado que el Gobierno de Mariano Rajoy haya conseguido el aforamiento para Don Juan Carlos, Doña Sofía, Doña Letizia y la Princesa de Asturias, Doña Leonor. Me parece bien y me parece justo.
¿Cómo es posible que en un país del tamaño de España, existan más de 10.000 aforados? La gran mayoría de ellos son políticos y jueces. En muchos de esos casos se trata de políticos muy menores con responsabilidades muy acotadas que, sin embargo, se aprovechan para intentar entrar en el mundo de la «impunidad». No es lo mismo ser juzgado por un tribunal ordinario que por uno superior.
Creo que va siendo hora de centrar las cosas y situarlas en la dimensión que le corresponde. No me parece de recibo que algunos grupos extremistas, radicales, de un republicanismo exacerbado, la emprendieran contra Don Juan Carlos mientras muchos políticos se van de rositas y aquí no pasa nada.
Alberto Peláez