domingo, noviembre 24, 2024
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Motivos para no reservar nada

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Reservar un juego no ayuda al consumidor. Ayuda a los demás. A todos los demás.

Digan lo que digan, esa es la realidad. Así están las cosas. Unos buenos números de reservas suenan bien en los bolsillos de los inversores, y evidencian la llegada de un nuevo hit al mercado. Son un arma para que los jefes de prensa de las compañías presuman del fuerte y temprano apoyo de su título. Son como el dinero en el banco, y con razón, pues los clientes se están comprometiendo en mayor o menor medida a comprar un juego antes de leer o escuchar la opinión de otras personas. Personas que hayan probado hasta el final la experiencia, que hayan contrastado su calidad. Así, las reservas y las compras por anticipado ayudan a los editores y a los inversores. Estos “pedidos” también ayudan a tiendas como Game o GameStop a gestionar el inventario. La venta de juegos nuevos es un negocio con un bajo margen en comparación con la venta de accesorios, juegos de segunda mano y otras baratijas que uno puede encontrar en las tiendas. Es por eso por lo que en las tiendas de videojuego encontramos de todo menos juegos nuevos, originales. Las tiendas no hacen tanto dinero como pudiera parecer por ellos, por lo que quieren empujar hacia otros productos a los consumidores. Peluches, camisetas, merchandising, cajas de segunda mano… Conocer la demanda de un juego permite a estas cadenas pedir la cantidad mínima de un producto, la que justo satisfaga la demanda que la obra generará, la que permite que los establecimientos no pierdan dinero al hacer los encargos y que no se ocupe espacio innecesario en el almacén. Así, las reservas y las compras por anticipado también ayudan a las cadenas de venta. Pero eso ya lo sabemos. Cuando reservamos un juego, estamos dando dinero a las tiendas para que no tenga que pedir las copias que deberían pedir para satisfacer la posible demanda. Pagando para que no lleven a cabo el servicio por el que se ha erigido la tienda. Y es que cualquier escasez por parte de los minoristas es artificial. Es un problema creado por el comerciante, que simplemente trata de ahorrar nimiedades, de pedir la mínima cantidad posible, y reservando les estamos apoyando. Estamos apoyando la comodidad. Permitiendo que en el futuro sea imposible o al menos difícil encontrar aquello que no tuvo al público de cara en un primer momento, independientemente de su calidad.

Reservar también nos cierra puertas. Nos hace establecer un compromiso financiero con una tienda en particular, a la que aseguramos ir a volver para recoger el juego. Estamos comprometiéndonos, sin importarnos la calidad final, las críticas de los medios especializados o los cambios que pueda hacer la desarrolladora hasta la fecha de lanzamiento. Todo sin que se nos garantice que la tienda no vaya a cerrar, mantenga la oferta idéntica, nos venda el juego los primeros o incluso que tenga stock de los extras que vienen con las ediciones especiales.

Por supuesto si cambiáramos de idea, deberíamos regresar a esa misma tienda, pedir nuestro dinero de vuelta y soportar un eterno soliloquio para que compremos el juego de todos modos o para que reservamos una nueva copia. No hay nada que Game o GameStop odien más que devolver un depósito.

Así, las reservas y las compras por anticipado ayudan a los editoras y a las cadenas de venta. ¿Por qué son entonces malas para el consumidor?

Cualquier consumidor quiere que un juego que le ha llamado la atención sea bueno. Como fans de una franquicia, de un estudio, o simplemente como víctimas de un cautivador tráiler, esperamos que nuestro juego sea genial. Esperamos que cumpla todo lo que promete. Vemos demos, vídeos, imágenes… todo cuanto sale sobre el mismo. Los avances y las entrevistas se adaptan a esa filosofía, a esa ilusión y esas ganas de disfrutar de algo grande. Pero los avances y las entrevistas, aunque son importantes y gusta leerlos y escribirlos, suelen ser como un pedazo de carne podrido y sacado de la basura. Obviamente, son el cacho que aún se ve y huele bien del conjunto. Las editoras son expertas en mostrar todos los juegos de la mejor manera posible. Hablan de grandes detalles, no de la grandeza en sí.

Las reservas se aprovechan de todos aquellos que caen embriagados de los positivos contenidos que se van mostrando, y convierten el marketing en hostilidad hacia los consumidores. Han hecho que los restaurantes de carne nos digan que solo podemos tener patatas si pagamos por adelantado, antes incluso de ver el aspecto de la comida, una foto suya o de preguntar a cualquier otro cliente. Es algo que no se tolera en otros negocios, y a lo que los consumidores hemos de aprender a negarnos. Como si las inmobiliarias solo nos vendieran casas con ventanas si pagamos por verlas la primera vez. Las campañas de reserva deberían aumentar el escepticismo, no la ilusión.

Contenidos exclusivos, recortados, arrancados de las entrañas del juego, que son entregados como premio a aquellas víctimas de la alta presión. Se eliminan niveles, horas de juego, atuendos para los protagonistas, extras como diseños o entrevistas, incluso modos de juego. Cualquier cosa que cuando arrancó esta industria venía de serie con el disco. La noticia de la semana, las ediciones especiales del próximo 'Alien', mostraban contenidos recortados por GameStop, que con toda la osadía del mundo había pagado por dichos recortes, contando ahora con su exclusividad.

Que cada uno reserve los juegos que crea, pero que tenga en cuenta que práctica está perpetuando. Está incitando a que los juegos vengan incompletos, a que solo disfruten de ellos por completo los que se arriesguen. “Valientes” ayudan a que si el juego no cumple los requisitos mínimos de calidad, de igual. A que venda más de lo que debiera. A que la gente se lleve decepciones y que tenga secuelas.

No digo que no se compren X juegos. Digo que se espere a saber si es bueno o no. A que no haya riesgo y sepamos lo que compramos. A que Game o GameStop hagan promociones que no perjudiquen a otros consumidores.

Las reservas son un juego al que no estoy dispuesto a jugar.

David Arroyo

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