domingo, septiembre 22, 2024
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El rincón de pensar

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No se trata del título de un blog o un programa de radio, aunque los haya; es una técnica escolar y doméstica para enseñar a corregir en los niños comportamientos desatinados e inadmisibles.

Su aplicación requiere del adulto asertividad sin ira, delicadeza, empatía, el desarrollo social y emocional que al cabo se pretende; es algo parecido al tiempo muerto que el entrenador decide para romper una dinámica y recomponer una estrategia en vez de la expulsión que el árbitro decreta como sanción por la falta realizada.

Pregunto a un niño qué es, qué se hace allí y apunto su respuesta: “Pensar y pensar cuando estamos castigados”. Visto así, lo del pensar sería pena por el error cometido, mortificación antes que recapacitación. Y aquí lo dejo.

¿A cuento de qué traer lo del “rincón” ahora? Me vino a la cabeza hace unos días por la noticia de un estudio de la Universidad de Virginia, publicado en Science, del que se hicieron eco varios medios, El País entre otros, quien concluía llamativamente: “Las personas aborrecen quedar a solas con sus pensamientos, prefieren una descarga eléctrica”.

Dicho así, impresiona. Pero lo comprobado no es más que si ponemos a alguien en un entorno austero y sin estímulos, con la instrucción de no pensar en nada y dejar la mente en blanco, abandona más pronto que tarde.

Es cierto que estamos sobrestimulados, incómodos por dentro y acosados por fuera, que padecemos de falta de atención bajo una lluvia implacable de señuelos; también estos niños veraniegos, a quienes hay que ayudar a jugar en una cosa u otra en vez de a deambular y aburrirse entre muchas.

Pienso en lo de pensar y activo sus sinónimos: cavilo, especulo, rumio, imagino, delibero; creo que llego: convocar el pensamiento para observarlo en su deriva más parece una práctica de meditación divergente, no inútil, que algo que resista tanta conclusión y sorpresa como aquí se ha producido.

Al ser entrevistado el autor dice, con experiencia científica, que «todo el mundo disfruta de vez en cuando soñando despierto o fantaseando, pero solo cuando ocurre espontáneamente, no cuando se le pide explícitamente que lo haga».

A ver si va a resultar que lo del pensamiento, con sus variables, sea para los humanos cosa natural, como la comida o el sexo, pongamos por caso: algo que puede ser vivido o reprimido, burdo o exquisito, alambicado o simple, sorprendente o previsible, pero siempre intrínseca o extrínsecamente motivado.

Imagínense como sujetos en experimentos análogos. Acabáramos (aunque fuera a costa de una leve descarga eléctrica).

José Luis Mora

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