lunes, septiembre 23, 2024
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Portugueses en la Gran Guerra

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Pocos españoles saben que Portugal participó en la Primera Guerra Mundial. Fuimos de alguna manera forzados por la alianza inglesa, y el gobierno decidió mandar al matadero de Flandes un cuerpo expedicionario de más de 38.000 hombres de los que volvió entero solamente menos de la mitad (los demás, muertos, heridos o prisioneros). Comparado con las tropas británicas, francesas –y con sus millones de muertos-, no era nada, pero para el pequeño Portugal fue una auténtica conmoción. Ni cortos ni perezosos nuestros políticos de la reciente I República (proclamada en 1910), entre ellos Norton de Matos, que había sido precisamente Gobernador de Angola, despacharon en 1917 campesinos iletrados y toda la carne de cañón que pudieron. Y éstos fueron menospreciados por sus supuestos aliados, con una mezcla de racismo y la clásica superioridad inglesa.

Para Portugal la Primera Guerra Mundial fue una humillación y un dislate más

Para colmo, casi nadie lo sabe, ya que la documentación del Arquivo Militar sigue solamente en portugués y ha sido poco estudiada y difundida. Los monárquicos apoyaban a Alemania pensando que eso ayudaría a restaurar la monarquía. Los republicanos estaban agradecidos a Inglaterra, que había apoyado la República. Un cruce de alianzas extraño y no necesariamente lógico.

Si la Primera Guerra Mundial fue un disparate producto del orgullo y el nacionalismo primario (ver el extraordinario Cañones de agosto, de la historiadora Barbara Tuchman), para Portugal fue encima una humillación y un dislate más. Pero las colonias eran importantes y si no participábamos del lado aliado corríamos el riesgo de que Inglaterra nos las arrebatase. Además, éramos vecinos del África Occidental Alemana, hoy Namibia, y de Tanganyka, junto a Mozambique.

No fue 1917 un año cualquiera. Inglaterra necesitaba movilizar todos los apoyos posibles ante la enorme fuerza alemana: promesas a sus colonias, y hasta los judíos, con la declaración Balfour prometiendo un hogar judío en Palestina; finalmente, los EEUU entran en la guerra. La revolución soviética de octubre terminó confiriendo un especial significado a este año, dado el apoyo alemán a los bolcheviques para que firmasen una paz separada.

La hecatombe junto al río Lys en abril de 1918 no gusta de ser recordada

Por supuesto, los soldados portugueses fueron enviados sin casi preparación, mal equipados para el frío y el fango y sin la más remota idea de a qué iban. Mientras en aquella carnicería los demás países lucharon por su libertad o su tierra, desde polacos a serbios, de franceses a tudescos, nosotros luchamos para quedar bien, sin ningún interés vital. Y quedamos mal, evidentemente. La hecatombe junto al río Lys en abril de 1918 no gusta de ser recordada. Los alemanes machacaron a los portugueses a satisfacción pues eligieron el punto más débil del frente (enorme y largo para las escasas fuerzas lusas). La defensa nuestra tuvo rasgos de sacrificio y heroísmo que pocos británicos han querido reconocer.

Jaime Cortesão ha sido quizá el escritor (y además médico) que nos ha dejado alguna memoria sobre aquella temeraria aventura. Pero hoy ha sido olvidado. Y en el museo militar de Lisboa (junto a la estación de Santa Apolonia) pueden verse cuadros de aquel esfuerzo del pintor y capitán Adriano de Sousa Lopes. Es de las pocas memorias que conservamos, junto con ese monumento en la avenida da Liberdade, en Lisboa, frente a la Embajada de España.

Rui Vaz de Cunha

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