domingo, septiembre 22, 2024
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¿Qué renovación socialista?

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El pasado domingo 13 repicaron las campanas en Ferraz. Rubalcaba presentó a Pedro Sánchez, diputado de base, doctor en economía y que habla idiomas (rara avis en el elenco político español) como vencedor claro del voto consultivo de los militantes para la Secretaría General del PSOE que asumirá formalmente en el próximo congreso de su partido. Rubalcaba se retira de la política y llega un joven cuarentón, una edad perfecta, pero una cosa es renovar generacionalmente y otra prescindir de la sabia savia antigua.

Desde el congreso de 1974 de Suresnes, aun en la clandestinidad, el PSOE parece renovarse a base de saltos en el vacío con desconocidos. Felipe González resultó bien, muy bien, fantásticamente bien, casi demasiado bien, tanto para el partido como para el país. Zapatero fue asimismo una sorpresa para los no iniciados tras la sucesión fallida de González por Almunia y el «episodio» Borrell. Ganó dos elecciones generales, avanzo mucho en materia de libertades individuales aunque no supo poner en su sitio a la Iglesia. Luego le llegó de fuera la supercrisis y ahí se mezclaron la mala suerte y una gestión desafortunada. Pero la crisis no fue por su culpa. Eso es propaganda de Rajoy y de sus muchachos del PP, Bárcenas incluido. Tampoco es culpa de la Unión Europea ni de Merkel (que, por cierto, no respalda la independencia catalana). Ahora llega una tercera renovación socialista y como las dos anteriores recae en un desconocido que parece prometer pero del que pocos sabían antes de renunciar Susana Díaz a la sucesión de Rubalcaba. Es de esperar que esta renovación sea exitosa, lo necesitan tanto el partido como el país, pero se agradecería que el PSOE las realice con menos sobresaltos.

Otra vez desde España mostramos que queremos estar en Europa pero no ser europeos

De este modo igual nos hubiéramos ahorrado el bochorno de ver a los socialistas españoles apartarse, por instrucción de Sánchez, del pacto ya cerrado en el Parlamento Europeo por el que Juncker, candidato de los conservadores, vencedores de las elecciones europeas, alcanza la Presidencia de la Comisión Europea y Schulz, el candidato socialista, obtiene la Presidencia del Parlamento, ahora con más competencias, asumiendo Juncker muchas propuestas socialistas para relanzar la economía. Pacto asumido en su día por Rubalcaba que aún es el Secretario General. Además, visto el resultado electoral en la Unión Europea no había otra alternativa viable.

No ha sido feliz esta primera decisión importante de Sánchez que se aparta de la corriente central de la socialdemocracia europea, pone al PSOE fuera del realismo socioeconómico y le sitúa con otros que han votado contra ese pacto como Marine Le Pen, Cameron, el húngaro Orban y la izquierda extrema e irrealista de IU y Podemos y otros parecidos. ¡Menudos compañeros de viaje! Hizo bien Ramón Jáuregui, un eurodiputado sensato con sólidas credenciales socialistas, de quejarse de esta decisión que, no obstante, acató y Sánchez debiera considerar esta objeción más que sentirse desautorizado por ella. Otra vez desde España mostramos que queremos estar en Europa pero no ser europeos. Además, parece que un “PSOE de izquierdas” consiste en dejarse arrastrar por Podemos.

Susana Díaz ha enfocado inteligentemente el necesario enfrentamiento socialista con Podemos e IU señalando que con las políticas de Pablo Iglesias, Cayo Lara y Alberto Garzón se llega al corralito y que de estos dos partidos el PSOE nada tiene que aprender tras haber canalizado donde ha gobernado las principales mejoras sociales en España. En cambio Esperanza Aguirre busca el cuerpo a cuerpo directo con Pablo Iglesias dando así relevancia a Podemos para debilitar al PSOE, su auténtico adversario. Sánchez debe compensar su desafortunada decisión, aunque nunca hay una segunda oportunidad de dar una buena primera impresión, y reemprender el difícil camino de mantener el bastión de la socialdemocracia en España favoreciendo políticas con fibra social y realismo económico, un realismo que quizás pueda faltar en el capítulo económico de la pasada Conferencia Politica del PSOE.

Susana Díaz estará representada pero desde fuera debe mantener las esencias tradicionales del PSOE

Pedro Sánchez puede hacerlo. Tendrá que tejer una ejecutiva equilibrada que no se deje tentar por demagogias y espejismos a la izquierda del PSOE. ¿Por qué Madina rechaza integrarse en esta ejecutiva cuando el PSOE necesita unidad? ¿Modestia o un motivo divisivo? Tampoco debiera ésta ejecutiva constituir ya una oferta declarada y cerrada de gobierno. Todavía pueden pasar muchas cosas hasta que llegue el momento de gobernar. Susana Díaz estará representada pero desde fuera debe mantener las esencias tradicionales del PSOE como ha hecho hasta ahora. Sánchez no le puede estar enfeudado, a pesar de su apoyo evidente en la elección, pero hará bien en estar atento a quien está demostrado tener altura política. También está el delicado y enrevesado tema de las primarias abiertas. ¿Tienen ahora sentido? ¿Deberían celebrarse? ¿Habrá candidatos serios frente al nuevo Secretario General, líder natural del PSOE? Si tienen lugar con otro candidato sin credibilidad, ¿Cómo reaccionará la opinión pública? ¿Deben ser en noviembre o más tarde? Demasiadas incógnitas como para precipitarse cuando, además, se acerca la perfecta tormenta catalana. Y el PSC, lleno de cicatrices, renovándose otra vez más. Puede que, esta vez, el veterano Iceta consiga reflotar un partido necesario en Cataluña.

Carlos Miranda

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