Hace pocos meses el ministro principal gibraltareño, el señor Fabián Picardo, decidió darse una vuelta por el Parlamento Europeo y rodeado de un reducido número de eurodiputados británicos que le llevaban en volandas, se dedicó a explicar según él, en reuniones no muy concurridas, todo hay que decirlo, las trabas, mezquindades y perrerías que les hacen los gobernantes españoles a los pobres y sufridos llanitos.
Al señor Picardo le debió parecer poco ese viaje a Bruselas, o tal vez ha cogido gusto a lo de viajar en nombre de Su Majestad, y como hemos comprobado ha recalado hace pocos días en el Congreso de los Diputados de Madrid intentando entrevistarse con todos los grupos políticos y hasta con los bedeles del Hemiciclo, si es que hubiese surgido la ocasión.
Me imagino que su intentona, en la reflexión del día después junto a los monos de su peñasco le traería un sentimiento agridulce como la salsa de los restaurantes asiáticos agrio, ya que los representantes de los grandes partidos políticos le dieron calabazas, y dulce, ya que sus «encantos» fueron agasajados y digeridos en reuniones por aquellos que odian a España tanto como el señor Picardo, que son los nacionalistas separatistas vascos y catalanes.
Picardo perdió una oportunidad de oro en sus giras europeas
El coleguismo entre los ofendidos por España es tan intenso que me da la sensación que tras esa reunión pronto veremos embajadas vascas y catalanas en Gibraltar y viceversa.
Ya que como sabemos, los nacionalistas vascos y catalanes son muy dados a abrir delegaciones, con el dinero público, eso sí, con todos aquellos que puedan hacer daño y molestar a la «malvada» madrastra España, a esa España que cabe recordar a la cual los nacionalistas vascos y catalanes la aprietan para sangrarla los dineros, y a esa España donde el señor Picardo, curiosamente, junto a muchos de sus paisanos «llanitos» se compran pisos y chalets en lujosas urbanizaciones andaluzas, para según ellos, invertir, me imagino que el dinero que se embolsan de muchas de las operaciones mercantiles de todas las empresas fantasmas de ese paraiso fiscal y pirata, y que los gibraltareños niegan a capa y espada.
Pero la realidad se impone y para muestra un botón que viví personalmente hace unos años que visité en campaña electoral La Linea de la Concepción y dónde me invitaron a entrar en un estanco oficial cerca de la frontera gibraltareña y que tiene como característica principal ser el que menos tabaco vende de todos los estancos españoles.
Lo que no esperaban los británicos es que el Gonierno español les pagara con la misma moneda
Lógicamente no por el rechazo a fumar de los ciudadanos que viven cerca del estanco, sino porque nadie estaba dispuesto a pagar más caro el paquete de tabaco del estanco español que el paquete de tabaco pasado y vendido de contrabando proveniente de Gibraltar.
De todas formas perdió el señor Picardo en sus giras por diversas capitales europeas una oportunidad de oro para explicar allá por donde va qué sentido da a vertir al mar setenta bloques de hormigón en la Bahía de Algeciras, alterando las condiciones hidrográficas de la Bahía. O qué explicación tiene para rellenar con piedras y hormigón la llamada parte «Eastside», para ganar terreno al mar y construir espigones sin evaluaciones de impacto medioambiental exigidas por la Unión Europea. O de paso, poder explicar actividades de alto riesgo que realizan con permisos gibraltareños, como el bunkering en zonas protegidas medioambientales de la Bahía.
El culebrón del verano sigue y los británicos, dispuestos a ser más que nunca la pérfida albión, vuelven a llamar esta misma semana a consultas a nuestro embajador, Federico Trillo, para tirarle de las orejas por informaciones falsas trasladadas desde territorio gibraltareño.
Lo que no esperaban los británicos es que el Gobierno español les pagara con la misma moneda por cada impertinente llamada a consultas del embajador español en Londres haciendo lo mismo con su homólogo británico en Madrid.
La certeras, firmes y contundentes decisiones y declaraciones sobre este asunto del Gobierno español deberían estar acompañadas por el apoyo sin fisuras en este tema del principal partido de la oposición.
Pero lamentablemente como hemos visto en los últimos tiempos los socialistas españoles carentes de políticas unívocas de estado, como les ocurre en otros asuntos cruciales para España, se dividen y algunos de esos dirigentes socialistas ni se sonrojan por compartir mantel con aquellos que intentan dañar continuamente a nuestro país, levantando sospechas de intereses compartidos.
Carlos Iturgaiz