El mismo día que salieron los datos de la EPA, tomé café con dos amigas mías. Una de ellas, de profesión psicóloga es funcionaría y atiende a niños con problemas y la otra es restauradora de arte y, de vez en cuando, de forma esporádica trabaja para la administración del Estado. Ambas tienen hijos, titulados superiores, que, afortunadamente, están trabajando aunque en empleos precarios y con contratos de corta duración. Votan a opciones políticas distintas pero ambas se mostraron esperanzadas con los últimos datos conocidos sobre la creación de empleo, aunque el crecimiento sea todavía débil.
«Lo estamos pasando tan mal que nos merecemos un respiro y parece que ¡afortunadamente! está llegando. Me cuenta mi hija -ingeniero industrial- que en su empresa una de las grandes consultorías del país se esta empezando a notar de forma fehaciente que las cosas mejoran» comentaba una de mis interlocutoras mientras la otra hacia lo propio sobre uno de sus hijos. «Mí hijo mayor -abogado- trabaja en un pequeño bufete familiar y sus jefes están pensando en contratar a otro chico porque tienen mayor carga de trabajo». Se mire por donde se mire, tal como se ha publicado en los periódicos, desde el 2005 -cuando comenzaba repuntar el sector del ladrillo- no había aumentado el empleo intertrimestral y lo ha hecho en 402.400 personas, es decir, 4417 al día han encontrado trabajo. Nunca había bajado el paro de golpe 310.400 personas, o lo que es lo mismo 2.500 diarias. Además como se ha dicho estos días los datos de la EPA del segundo trimestre del año confirman que por primera vez tras seis años de crisis la economía crea empleo neto en tasa interanual.
Dicen los expertos que la reforma laboral empieza a dar sus frutos
¿Qué significa esto? Pues ni más ni menos que el mercado de trabajo se ha dado la vuelta, que la economía española vuelve a crear empleo y a un ritmo récord. ¿Es suficiente para echar las campanas al vuelo? pues desde luego que no. Mientras sigamos en la España de los 5 millones de parados, sería temerario, incluso ofensivo para muchos que lo están pasando rematadamente mal, afirmar que la cosas van viento en popa, pero si conviene ser un poco rigurosos a la hora de valorar una noticia de este calado. Dicen los expertos que la reforma laboral empieza a dar sus frutos e incluso aquellos que fueron muy críticos con dicha reforma reconocen que, igual que cuando se entra en recesión lo primero que sufre es el empleo, cuando llega la recuperación también es el empleo lo último que reacciona. Ojalá que ese vaticino sea cierto y que, efectivamente, la reforma laboral esté sirviendo para dinamizar el mercado.
Está claro que cada día los empleos son más precarios, y también que se han recortado derechos laborales que creíamos adquiridos, pero en el último trimestre se ha recuperado el 10 por ciento del empleo perdido durante el tiempo de crisis y, lo que es mejor, que entre el mes de abril y el de junio se ha reducido en mas de un 7 por ciento el número de hogares con todos sus miembros en paro y a la vez se ha incrementado en número de familias en las que todos sus miembros están ocupados.
Ha bajado el colectivo de parados que lleva más de un año buscando empleo y también el de los jóvenes por debajo de los 25 años
Como en todo, la botella se puede ver medio lleno o medio vacía y cada uno contará la feria según le vaya, pero ni estamos en condiciones de hacer un análisis optimista patológico, ni es bueno que algunos se instalen en el pesimismo partidista para no darle ninguna baza política al adversario. Lo mejor que le puede ocurrir a nuestro país, gobierne quien gobierne -se apellide Rajoy o Sánchez- es que sus ciudadanos vivan bien, que tengan una buena calidad de vida y desde luego el paro es la peor de las desgracias, un cáncer terrible que nos lleva seis años golpeando sin piedad. De todos los datos que se han conocido me quedo con la noticia positiva de que ha bajado el colectivo de parados que lleva más de un año buscando empleo y también el de los jóvenes por debajo de los 25 años. El reto sigue estando entre los mayores de 55 años uno de los sectores más machacados y donde no hay forma de que aumenté la contratación. Lo dicho: no se trata de tirar cohetes porque el camino aún será largo y difícil, pero tampoco de escuchar a los agoreros que se instalan en un miserable «cuanto peor, mejor» para sacar réditos políticos. Eso no es tolerable y menos con la que nos esta cayendo.
Esther Esteban