Los españoles estamos acostumbrados en muchas ocasiones a que aparezcan imágenes y escuchar noticias de nuestros políticos en los distintos medios de comunicación enzarzados en la gresca de unos partidos contra otros, en la disputa, e incluso en las descalificaciones personales.
Es decir, cuanto más grita un político del signo que sea, cuanto más alto sea el exabrupto, y en definitiva, cuanto más lio haya, más oportunidades tendrá ese político de llevarse suculentos titulares periodísticos.
Una de las principales características del Parlamento Europeo, a diferencia de los parlamentos regionales o nacionales en nuestro país, y de la política española también, es que la política europarlamentaria se basa principalmente en el acuerdo, en el «fair play» y en la capacidad de los diputados de los diferentes estados de entablar buenas relaciones con los rivales políticos, y con los de su propio grupo, para de esta manera poder alcanzar pactos y acuerdos que permitan lograr la aprobación de informes o pactos provechosos para todas las partes.
Sánchez obligó a todos sus eurodiputados socialistas españoles a hacer una cabriola europea y romper el pacto
Puedo decir sin equivocarme que el pacto y el acuerdo son las señas de identidad de la cámara europea, y que los pactos y acuerdos a los que se llegan verbalmente o por escrito se cumplen a rajatabla.
O mejor habría que decir que se cumplían a rajatabla hasta la llegada a la máxima representación de la dirección de los socialistas españoles de Pedro Sánchez.
Hay que recordar que tras las elecciones europeas del pasado mes de mayo la maquinaria de los grandes partidos europeos se puso en marcha para llegar a acuerdos que permitiesen dar estabilidad a las instituciones europeas y no dejarlas inestables, que es a lo que aspiraban y estaban esperando los euroescépticos y eurófobos tras su ascenso notorio en los comicios europeos.
Tras el triunfo de los populares europeos en las elecciones del pasado mes de mayo, se pactó por parte de populares junto con socialistas y liberales, que hay que recordar componen entre todos ellos casi dos tercios de la cámara europea, el reparto de los principales puestos de la Unión Europea.
En ese reparto se acordó que el presidente de la Comisión Europea fuese el popular luxemburgués Juncker, como vencedor de los comicios, y que quien presidiese el Parlamento Europeo fuese el socialista alemán Shultz, del segundo partido en representación de escaños de esas elecciones europeas.
Hasta aquí todo correcto, hasta que llegó el Sr. Pedro Sánchez y mirando de reojo a los de Podemos, obligó a todos sus eurodiputados socialistas españoles a hacer una cabriola europea y romper el pacto hasta con su propio grupo socialista europeo, y votar en contra del popular Juncker.
Sánchez ya ha demostrado que no será altamente fiable ni en la política española, ni en la política internacional
No es de extrañar que surgieran voces discrepantes dentro de la delegación de los socialistas españoles debido a que conocen perfectamente la política de pactos de la Eurocámara, y sobre todo sabían esos socialistas españoles, que los populares europeos incluida la delegación española del Partido Popular, dieron sus votos todos ellos favorables al Sr. Shultz para ser presidente del Parlamento, e incluso a la Sra. Elena Valenciano para que presidiera la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo.
Así se retrataron unos y otros, por lo que no es de extrañar el cabreo que ha cogido el actual Presidente del Parlamento Europeo, y se haya negado a asistir como invitado especial al congreso de los socialistas españoles donde Pedro Sánchez ha sido nombrado Secretario General.
En sus primeras incursiones políticas como dirigente nacional, el nuevo Secretario General de los socialistas, Pedro Sánchez, ha dejado marcado claramente su sello, y ya ha demostrado que no será altamente fiable ni en la política española, ni en la política internacional.
Ni será tampoco fiable para los suyos, como han manifestado con sus quejas Madina y Tapias tras el reparto de la nueva ejecutiva socialista salida del reciente congreso extraordinario celebrado este fin de semana, ni es fiable para algunos eurodiputados socialistas, ni tampoco lo será para sus oponentes políticos y para el Gobierno de España, tras el lamentable episodio del Parlamento Europeo.
Y no estamos más que en el principio…. Que Dios nos coja confesados, porque por sus hechos les conoceréis.
Carlos Iturgaiz