Existe un flanco del antichavismo en Venezuela que de tanto odio acumulado ha terminado por parecerse al mismo gobierno al que se opone. Es el chavismo azul, hermano menor del chavismo rojo que detenta el poder desde 1998.
Sus soflamas debilitaron a la coalición opositora porque detesta la construcción de la política y acepta únicamente las reacciones instantáneas ensayando el paralelismo de una primavera árabe con cha cha chá.
El PP ha condecorado hace poco a Ramón Guillermo Aveledo
Creímos que estaba ya derrotado desde el hundimiento de la telepolítica que lo galvanizaba, además de la irrupción de Ramón Guillermo Aveledo que a partir de 2009 cimentó la alianza que capitalizó los votos que llegaron a desafiar a Chávez, otorgándole de esta manera un peso específico al trabajo político serio.
El Partido Popular español lo ha condecorado hace poco en El Escorial, será el único reconocimiento que reciba en muchos años, hasta que la histeria dé paso a la historia –que siempre lo hace– y entendamos qué clase de futuro a largo plazo nos proponía un demócrata cabal como ése.
Ahora bien, ¿cómo nació ese chavismo azul que intentaron combatir Henrique Capriles Radonski, Ramón Guillermo Aveledo y la MUD?
Cuando Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998, recibió un país con los partidos políticos tradicionales en franca decadencia –y por su puesto– sin una oposición estructural que le hiciese contrapeso en el ejercicio del poder.
Ante ese vacío, supo que necesitaba un “enemigo” que justificase la ofensiva del proyecto bolivariano, pero aún no divisaba ninguna “amenaza” sustancial en el horizonte. Y para los militares como Chávez es urgente defenderse de algo.
El chavismo encontró al “enemigo” que necesitaba para fortalecer su propia identidad sociopolítica
Los medios de comunicación asumieron el combate contra aquel chavismo de estreno y conformaron un ecosistema que favoreció el prototipo telepolítico de oposición en el primer lustro del siglo XXI.
De esta manera, las cadenas de televisión generalista y de mayor audiencia en el país como R.C.T.V (Radio Caracas Televisión), Venevisión, Televén y Globovisión organizaron el circuito de la primera dirigencia opositora.
Los ejecutivos de medios y el plantel de periodistas de opinión sustituyeron a los partidos, fue en ese ecosistema telepolítico donde el chavismo encontró al “enemigo” que necesitaba para fortalecer su propia identidad sociopolítica.
Ante la falta de un programa sólido y de un esqueleto que lo sustentase con un activismo genuino, esta oposición se limitó a reaccionar casi hasta de forma infantil ante los retos, insultos y provocaciones de Hugo Chávez Frías.
De esta manera, el líder bolivariano terminó por agenciarse una oposición a su imagen y semejanza, colocándola en su terreno de juego. Así surgieron tanto el chavismo azul como la polarización política en Venezuela, aliados perfectos del gobierno aunque no lo quieran y obstáculos para restañar a un país herido.
Noé Pernía