En el conflicto planteado entre Cataluña y España lo que va a contar es el resultado, cuya definición resulta a día de hoy una incógnita, si bien adquiere cierto arraigo la idea de que siendo difícil el encaje de Cataluña en España es posible. De entrada, si algo hace falta para verlo es tiempo, a sabiendas de la importancia que siempre tiene en la política medir bien los tiempos. Son tantas las cosas que han pasado, que están pasando y que pueden pasar que resulta poco menos que imposible pronosticar un resultado.
La batalla de la propaganda se va a centrar en asegurar que la independencia es aún más necesaria porque un país nuevo lo haría mejor
Por parte del soberanismo catalán, como resume el periodista José Antonio Sorolla, la batalla de la propaganda se va a centrar en asegurar que, ante la aparición de tantos casos de corrupción -lo que sabemos de Pujol parece la punta de un iceberg-, la independencia es aún más necesaria porque un país nuevo lo haría mejor.
Para el nacionalismo catalanista, embarcado en la ola independentista, la marcha atrás parece imposible a estas alturas, pero, de entrada, ha evitado el portazo en la reunión de Artur Mas con Mariano Rajoy en la Moncloa.
Al veterano líder democristiano Duran Lleida es evidente que le atrae impulsar un movimiento político para devolver Cataluña a la centralidad
Los federalistas del PSC y del PSOE se consideran, junto a Duran Lleida, una especie de tercera vía, que en su caso precisa recuperar peso político y dotar su mensaje-fuerza de un contenido comprensible para el conjunto de la ciudadanía, no solo en Cataluña, donde antiguos federalistas son ahora independentistas, sino también en el resto de España, donde el federalismo no ha gozado históricamente de buena salud. A los socialistas de Pedro Sánchez, del mismo modo que a los de Miquel Iceta, se les ve un poco verdes, pero pueden ser una esperanza. Y al veterano líder democristiano Duran Lleida es evidente que le atrae impulsar un movimiento político para devolver Cataluña a la centralidad.
Para la derecha española todo sigue (casi) igual. Aparentemente, el discurso del PP continúa siendo el mismo, pero el talante de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno empieza a cambiar. Ya no está cerrado al diálogo con el presidente de la Generalitat y eso ya quiere decir mucho. ¿O no?
José Luis Gómez