El terremoto político que se ha producido en este país, tras la confirmación de que el expresident de la Generalitat Catalana y su familia durante más de treinta años habían amasado una fortuna defraudando a la hacienda, aliñado todo ello a la vez con turbios negocios y presuntas prevaricaciones, ha dejado al descubierto que Jordi Pujol no pasará a la historia como el Molt Honorable, sino como el Molt Defraudador de la política catalana y española.
Patria y patrimonio tienen en común las cinco primeras letras, pero para algunos políticos nacionalistas, patria y patrimonio las conjugan a la perfección y las utilizan para sus beneficios personales.
La famosa frase acuñada desde las cavernas nacionalistas del «España nos roba», era el pretexto perfecto para, por un lado, tener entretenido al pueblo catalán en disputas políticas estériles, mientras por otro lado esos dirigentes sabían que les venía fenomenal esa crispación política para hacer negocietes desde la cúpula nacionalista catalana con el fin de robar a los propios catalanes y defraudar al fisco español, y como en otros tiempos hacían los emperadores romanos, que echaban los cristianos a los leones y daban circo a la gente para tenerla entretenida, los Molt Honorables echaban a sus huestes nacionalistas a odiar y agredir a España y lo español, mientras ellos trasladaban y amasaban sus fortunas en los paraísos fiscales de Andorra y Suiza, por aquello me imagino de las buenas relaciones con la francofonía.
Siempre están viendo la paja en el ojo ajeno y nunca ven la viga en su propios ojos
Una de las características del nacionalismo en nuestro país es que siempre están viendo la paja en el ojo ajeno y nunca ven la viga en su propios ojos, y los nacionalistas siempre están dispuestos a negar la mayor, como ante la denuncia que fue saliendo en diversos medios de comunicación del llamado caso Pujol, recordemos qué cosas dijeron los altavoces nacionalistas catalanes y como pusieron el grito en el cielo negándolo y acusando a los servicios españoles de una guerra sucia contra Cataluña; y cuando el propio Pujol lo reconoce, entonces urgentemente gabinete de crisis nacionalista, y a buscar darle la vuelta como un calcetín a la situación sin ni siquiera ponerse colorados.
Coincidiendo con esta situación catalana se ha abierto un debate en el País Vasco sobre el abultadísimo patrimonio mobiliario del PNV que está generando sospechas políticas.
Las dudas de la financiación conseguida por cientos de batzokis (sedes sociales del PNV) a lo largo y ancho del territorio vasco y navarro, y la hipermegasede en Bilbao de Sabin Etxea, edificio inteligente, que no le hacen sombra ni las sedes nacionales juntas del PP y del PSOE en las calle Génova y Ferraz de Madrid, han puesto de los nervios a los dirigentes nacionalistas vascos y han entrado como un elefante en una cacharrería al insulto, la amenaza y la descalificación de quien se ose a poner dudas al imperio inmobiliario nacionalista vasco.
Incluso los dirigentes nacionalistas vascos han pensado que no hay mejor defensa que un buen ataque, y se han atrevido a descalificar a los que les critican diciendo que no aceptan lecciones de partidos corruptos, y han dejado bien a las claras que los únicos impolutos, inmaculados y sin casos de corrupción en este país son los del PNV.
Los dirigentes nacionalistas vascos se han atrevido a descalificar a los que les critican diciendo que no aceptan lecciones de partidos corruptos
Es decir, que los casos de corrupción que han dado de lleno en afiliados y dirigentes nacionalistas del PNV llamados caso tragaperras, caso De Miguel, caso Hiriko o caso Epsilon, entre otros, deben ser casos siderales como los de encuentros en la tercera fase.
Pero va a ser que en este tema de los batzokis tenga que darle la razón a los dirigentes nacionalistas, sin que sirva de precedente, ya que somos muchos los vascos que sabemos que ese imperio mobiliario de batzokis se ha costeado a través de la venta de «pintxos» de tortilla de patata, es decir, tortilla española, que con tanto esmero la «etxekoandres» (amas de casa) peneuvistas elaboran en los fogones de las cocinas de cada batzoki y los ponen a la venta, con el ticket del IVA del producto para que Montoro no se queje, en las barras de los batzokis.
Así de fácil y sencillo. Lo que no entiendo es porque no lo explican así los dirigentes nacionalistas del PNV.
Me da que lo de la tortilla española se les sigue atragantando todavía.
Carlos Iturgaiz