Soy de las convencidas, desde el dia uno, que el 9 de Noviembre no habrá consulta en Cataluña. Esta convicción no está reñida con el reconocimiento de que, efectivamente, hay muchos independentistas y de que algunos partidos como ERC creen sinceramente en ella. Es su apuesta, su compromiso político pero esto no significa que toda Cataluña, que todos los catalanes lo sean. Ocurre que muchos catalanes callan, algunos de ellos con enorme responsabilidad social, económica y financiera que piden diálogo que, en estos casos de personas relevantes, es una forma como otra cualquiera de «no meterse en líos».
El que ha hablado, aunque no del todo es Pujol que ahora inicia su estrategia de defensa, mientras el grueso de a sociedad catalana trata de digerir el espasmo emocional que el asunto ha causado. Y lo de Pujol ha sido un estrago. Un estrago emocional para buena parte de los catalanes pero seria un error pensar que el caso Pujol es o va a ser la causa de la no consulta.
Los estragos de todo este laberinto están siendo profundos, silenciosos y dolorosos
Las declaraciones de la número dos de Mas cuestionando la celebración de la consulta ha causado un pequeño incendio intencionado que el propio Mas ha tratado de apagar aduciendo que si la ley de consultas es recurrida la decisión que se tome será la consensuada por todos los partidos que la defienden. Y ¿qué?. Pues, nada que no se va a celebrar y Artur Mas lo sabe mejor que nadie. Y esa es su principal responsabilidad. Alimentar una ensoñación que tiene su ADN en ERC y no en CiU. Una CiU hecha trizas, con Unió sin saber a quien quiere más, si a papá o a mamá y con una Convergencia abocada a su refundación para, con el paso el tiempo, volver a ser el partido que siempre fue: catalanista, transversal, pragmático y posibilista.
Los estragos de todo este laberinto están siendo profundos, silenciosos y dolorosos. Han dividido a la sociedad y a familias. Han generado incertidumbres dentro y fuera de Cataluña. Estan llevándose por delante a los partidos no nacionalistas, incapaces de dar respuesta conjunta, que no frentista, a lo que todos saben que es una ensoñación.
Desde la política se pueden tomar decisiones erróneas y de hecho ocurre con demasiada frecuencia, pero la política no es un arte tan libre como para permitir en silencio que se venda a los ciudadanos que siendo independientes de España aumentaría la esperanza de vida. Cuando la ensoñación causa estragos es cualquier cosa menos política responsable y la irresponsabilidad de CiU encarnada en la persona de Artur Mas y de todos los que debiendo haber hablado no lo han hecho, pasara a la historia, les pasará factura a ellos mismos y además, ya lo verán, no habrá consulta. El señor Bochs, que es una persona educada, me deberá una cena. En TVE, en el programa 24 Horas, le aposté una cena a que no la habría. Si se celebra, pago yo.
Charo Zarzalejos