En la localidad vizcaína de Loiu han sido quemados esta misma semana cinco autobuses urbanos de transporte público, cuyos daños materiales superan el millón de euros. Quemar una sexta parte de la flota de autobuses de Loiu además de perjudicar a los usuarios pone en peligro varios puestos de trabajo, aunque lógicamente esto les importará un bledo a los causantes de este atentado terrorista, ya que todo vale para los valientes radicales que esparcieron junto a su «hazaña heroica» octavillas a favor de los presos de ETA como reivindicación de su atentado.
Ahora algunos argumentan que quienes han cometido ese atentado es un grupo mínimo crítico con la estrategia de Sortu, y que Sortu lo rechaza; cierto, pero tan cierto como que no lo condenan, y en sus comunicados como es habitual, a quien critican es al Gobierno de la Nación, según ellos, por su inmovilismo en el proceso. Es decir, la misma cantinela de siempre.
Quien está detrás de este atentado es ETA, que lo dirige, guía y organiza
Se equivocan todos aquellos que creen que todo lo que ha sucedido se le escapa al brazo político de ETA o a la propia organización terrorista, ya que quien está detrás de este atentado es ETA, que lo dirige, guía y organiza.
Y que en esa diabólica trama de reparto de papeles, la mafia etarra coloca sus peones pretendiendo que unos sean los polis buenos y otros los polis malos del proceso, pero debemos tener la seguridad y la certeza de que todo ello es ETA, y forma parte de su proceso.
En ese juego perverso de la mafia etarra, intentan que la cara amable, sea la que se presenten a las elecciones. Mientras que a la cara mala, la mandan de comandos, ahora de kale borroka y mañana ya veremos.
No olvidemos que en los últimos comunicados etarras ya comienzan a deslizarnos que nada es irreversible, ni la vuelta atrás a lo que siempre nos tienen acostumbrado los criminales etarras.
Cuando llegan todos los veranos, ETA moviliza a sus acólitos en el País Vasco, como los de Loiu, aprovechando las fiestas patronales de pueblos y ciudades vascas para presionar y hacer campañas vomitivas a favor de sus presos asesinos.
De esta manera, entre otros actos, el colectivo de apoyo a los presos de ETA, llamado Etxerat, invitó al Lehendakari Urkullu a unirse a ellos en sus reivindicaciones, y acompañarles en una furgoneta que lleva familiares de los presos hasta las distintas cárceles para visitar a sus familiares delincuentes.
El Lehendakari Urkullu desperdició una ocasión de oro, porque lo que todos los demócratas echamos en falta es que el Lehendakari les respondiera diciéndoles que esos mismos familiares debían acompañarle a él a cada cementerio donde están enterrados las víctimas asesinadas por sus hijos, y decirles que a diferencia de ellos, los padres de esas víctimas cuando hacen el trayecto hasta el campo santo sólo ven una lápida de cemento con un nombre, mientras que en cambio los miembros de Etxerat en su viaje en furgoneta llegan para abrazar, besar y hablar con sus hijos terroristas asesinos.
La organización terrorista les amenaza a ellos y a sus familias si lo hacen
Esos mismos familiares de los presos le entregaron una carta al Lehendakari Urkullu para que hiciese de Celestina y se la entregase al Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y en esa carta cuyo mensaje es reivindicar derechos para sus hijos, que ellos por cierto no tuvieron con sus víctimas, defenestran en esas reivindicaciones de un plumazo a los presos etarras que se acogen a la llamada vía Nanclares y que piden perdón a sus víctimas y se quieren reinsertar.
Les obvian, les anulan y les repudian porque en la organización proetarra de Etxerat sólo caben los duros, las marionetas movidas sus hilos por los cabecillas dirigentes de la mafia dirigente etarra..
El problema que todos conocemos en este país es que hay decenas de presos que quieren abandonar ETA, y la organización terrorista les amenaza a ellos y a sus familias si lo hacen.
Trágicamente el poso que está dejando la organización terrorista ETA y sus satélites en todas las esferas sociales, incluyendo a los propios presos etarras con sus singulares «hazañas», son los que han creado un germen que hace que hoy día, según una encuesta publicada por el Observatorio Vasco de la Juventud de este mismo mes, diga que uno de cada cuatro jóvenes vascos está a favor de la violencia para fines políticos.
Demostración palpable de que desgraciadamente una parte de la población vasca sigue enferma de odio.
Carlos Iturgaiz