lunes, noviembre 25, 2024
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No hay salida

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La manifestación multitudinaria celebrada en Barcelona con ocasión de la «Diada» es un hecho político de primera magnitud. Que transcurriera sin incidentes añade un plus de civismo a la  demostración. Dicho lo cual habría que subrayar que las fuerzas políticas partidarias de forzar la legislación actual para convocar una consulta a favor de la independencia de Cataluña han llegado al límite de su capacidad para condicionar al Gobierno de España. A partir de ahora entramos en un tiempo de incertidumbre. Nuestro sistema democrático no es un sistema plebiscitario y, en consecuencia, sin modificar la Constitución -sólo podría hacerse con la participación de todos los españoles, no solo los residentes en Cataluña-, no podría celebrarse la consulta. Así las cosas, pese a que Artur Mas insiste en que a los problemas políticos hay que darles respuestas políticas, no había que engañar a la gente generando expectativas que no tienen salida. Con el marco constitucional vigente el margen de maniobra orientado a celebrar una hipotética consulta es cero. Artur Mas lo sabe y por eso me inclino a pensar que al emplazar al presidente Rajoy a mover ficha, lo que intenta es salvar la cara ante  los organizadores de la manifestación y ante ERC que le apremian para que firme el decreto y convoque la consulta. Es probable que lo haga aún sabiendo que sería recurrido por el Gobierno impugnándolo ante el Tribunal Constitucional. Mas se meterá en un callejón sin salida, pero ante los suyos intentará mantenerse  en la presidencia de la «Generalitat» iniciando una segunda maniobra que consistirá en anticipar las  elecciones. Será la segunda vez que disuelve antes de finalizar la legislatura. La vez anterior su partido, CiU, perdió 12 escaños. Tal como están las cosas, según las encuestas, esta vez el tortazo aún puede ser mayor. Será ERC y su líder Oriol Junqueras quienes recogerán la cosecha. La figura de Artur Mas tiene algo de patética. Para él, como decía el poema de Kavafis, la llegada de los bárbaros, quizá sea una solución.

Fermín Bocos

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