Sería interesante saber de qué mentes privilegiadas surgieron esas dos ideas/iniciativas de la reforma de la ley electoral municipal y de la ley del aborto. Más que nada, para proponerles para el premio mundial a la sagacidad política. El Gobierno del PP se ve ahora en la necesidad de tirar por la borda ambas genialidades a la vista de que eso le iba a costar un desastre electoral. Me pregunto si nadie le había explicado al presidente Rajoy los términos de ambos disparates. Y me pregunto cómo es así que el ministro Gallardón todavía no ha dimitido. A lo mejor espera a que se aclaren las cosas y de pronto todo vuelva a su estado inicial. Pero lo mejor de esta historia es que lo sucedido nos confirma en el temor de que la moral antiabortista y la chapuza de la elección directa del alcalde no respondían a convicciones de ningún tipo sino a los puros intereses electoralistas, antes y ahora. A ver, que nos digan quiénes son esas mentes privilegiadas.
El fragor soberanista de esta semana, incluido el referéndum escocés, no debe quitarnos la serenidad de análisis para examinar el resto de los macroproblemas que nos atormentan. La visión de conjunto es ahora más imprescindible que nunca. Y tenemos que esforzarnos mucho para salir de este atolladero espantoso en que nos han metido. Artur Mas, Oriol Junqueras, los Pujol, Gallardón, Rajoy, Escocia, Cataluña son nombres y palabras que forman parte del inmenso galimatías en que nos han sumergido los del aborto y el antiaborto, los de la consulta del 9 de noviembre y de las elecciones catalanas alternativas. Solo faltaba el ministro Margallo recordando lo de la posible y además legal disolución de una autonomía. Menos mal que no recordó el artículo 8º de la Constitución, el de que las Fuerzas Armadas garantizarán la unidad, etc., etc.
Pedro Calvo Hernando