miércoles, noviembre 27, 2024
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Izquierda pirolítica

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“Economía del dosel” es el término utilizado por Charles Ferguson para señalar a esas nuevas élites globales que, en lo más alto de la pirámide de la riqueza, perdieron toda relación con las naciones y personas de las que surgieron. Es analogía de los llamados “ecosistemas de dosel”, que se forman en las zonas altas de los bosques frondosos, independientes de los estratos inferiores y con mejor acceso a la luz solar, de la cual les privan.

Sami Naïr las denomina casta y lo precisa: los CEO de las grandes sociedades multinacionales y dirigentes de las mismas, directores y principales accionistas de fondos de pensiones, grandes familias comerciales a escala planetaria y técnicos que trabajan para todos ellos. También, en un sentido parecido aunque más próximo, Josep Ramoneda habla repetidas veces de la casta: complejo económico-administrativo-mediático cada vez más alejado de la ciudadanía, con un juego de intereses compartidos y complicidades manifiestas (sic) y, advierte, capaz de atrapar a una izquierda sin proyecto.

Por tanto, realidad y noción incuestionables; además, para la izquierda, ineludibles. Pero ¿por qué me sonará tan mal lo de la casta en boca de quienes recurren a ello como un mantra? Quizá por su manejo burdo de algo tan espinoso y grave en sus efectos, su reducción a maza en mano con la que golpear a diestro y, más aún, a siniestro; por aparentar las soluciones que no tienen y venderlas en su propio provecho; por pretender intimidar con la falsa denuncia de ser cómplice, cuando no agente, de la casta al discrepante; por su verbosidad preconizada como ciencia, pertrechada ante universitarios adolescentes promoción tras promoción, ufana y desabrida, impresentable…

Hace poco oí hablar a Llamazares –con optimismo parecía- de un probable efecto pirolítico de Podemos en la izquierda y, más allá, en la política española. Me instruyo sobre el término (descomposición química de compuestos orgánicos por calentamiento a altas temperaturas en ausencia de oxígeno) y se me ocurren dos observaciones. Una, que la pirólisis no afecta a la derecha, porque es metálica y vidriosa, materias en las que no tiene lugar dicha reacción. O sea, que Podemos vendría a ser tan útil para la derecha como la casta lo es para Podemos. Y dos. Creamos que en la calle, en la gente y en la izquierda haya más oxígeno que en las covachuelas desde las que algunos ven el mundo, nos perdonan la vida y se producen. Todo esto abusando de la metáfora de Llamazares, claro.

José Luis Mora

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