«No os encerréis en vuestros intereses sino buscad todos el interés de los demás». Se lo dijo San Pablo en una epístola a los filipenses y se leía en las misas de este domingo en la iglesias. También en las iglesias catalanas. Viene al pelo, sin duda alguna, para los que han provocado el conflicto en Cataluña -Artur Mas que ha consumado la deslealtad constitucional, aunque sea otro el que mece la cuna y el que, al final, cuando Más se suicide públicamente, se lleve el gato al agua- y para los que tienen que hacer lo imposible para que, desde el respeto a la ley, se encuentre una salida que cierre esa brecha, esa herida, que ya se ha creado y que costará mucho cerrar.
Es un problema de respeto a la ley, a la Constitución. El presidente del Gobierno no tiene más remedio que llevar el asunto al Tribunal Constitucional y éste tendrá que decir no a la Ley de Consultas catalanas. En esa misma misa de este domingo, había otro texto del profeta Ezequiel que no me resisto a copiar: «Esto dice el Señor: comentáis que no es justo el proceder del señor. Escuchad, casa de Israel: ¿es justo mi proceder o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de la justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».
¿Qué hará Artur Mas cuando el Tribunal Constitucional frene el proceso? Solo tiene dos opciones: seguir adelante con el proceso o frenarlo y decirle al pueblo catalán que no es posible. En el primer caso, caerá todo el peso de la ley sobre él; en el segundo, las urnas pueden acabar con su partido. En ambos casos, su suicidio político es seguro. Él sabe perfectamente que no es posible una Cataluña independiente por razones políticas, económicas, europeas y por razones sociales. Por eso es necesario que en Cataluña se alcen las voces que pueden llevar la cordura al proceso. Ya no se puede seguir esperando a que otros reconduzcan el proceso, hay que hablar claramente a los ciudadanos de lo que se viene encima. Y desde Madrid hay que ofrecer diálogo y soluciones que permitan encontrar una vía de solución, pero también hay que informar en Cataluña de las consecuencias de esta decisión.
Es la hora de la inteligencia, de los políticos con sentido del todos Estado, de los empresarios comprometidos, de los ciudadanos que quieren vivir en libertad y con respeto a las leyes, de los jueces que van a hacer cumplir las leyes, del seny. Quienes no actúen ahora no podrán excusarse luego. Ya no es hora de silencio sino de compromiso. Como dice San Pablo es la hora de pensar en el interés de todos y no en el de uno sólo.
Francisco Muro de Iscar