lunes, septiembre 23, 2024
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Guerras con pinzas

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Alguien observa unos insectos enemistados. Los más crueles seccionan cabezas de enemigos. Coge unas pinzas largas y las usa en favor de unos cuidando que ninguno trepe por las pinzas para introducirse en sus mangas.

Semejantes se antojan ahora las operaciones militares occidentales. Sus opiniones públicas no soportan las bajas de sus militares, incluso siendo profesionales y voluntarios (¿cuánto aguantarán las ejecuciones de rehenes?). Intervenciones desde el aire, desde el mar, a lo sumo incursiones fronterizas por tierra. No olvidemos, además, los «drones». No ocurre en otros países donde los soldados siguen siendo empleados para ocupar el terreno.  Si no se ocupa el terreno no suele ganarse un conflicto. Por eso las terrestres siempre eran lo principal de las Fuerzas Armadas, siendo las navales y aéreas complementarias. Ahora las cosas están cambiando.

En 2001 los EEUU aportaron a la Alianza del Norte, que resistía en Afganistán a los talibanes, dinero, medios, inteligencia y superioridad aérea. Las tropas las puso esencialmente la Alianza del Norte. Se utilizaron algunas fuerzas especiales occidentales pero se entiende que no son tropas de combate como tampoco lo son las de entrenamiento y asesoramiento. Esto es lo que Obama pretende ahora para eliminar a los yihadistas del Estado Islámico apoyándose en una coalición flexible ad hoc que cuenta con muchos países, entre ellos una docena de árabes. Es necesario que los árabes, y la Liga Árabe, se mojen en estos temas en lugar de tirar piedras (o pasta) y esconder la mano. Las fuerzas terrestres debieran ser las del ejército de Irak y las paramilitares del Kurdistán iraquí lo que permitiría controlar las zonas recuperadas a los yihadistas. Pero los soldados iraquíes ya huyeron en julio ante estos yihadistas. Igual acaban los EEUU volviendo a Irak con tropas de combate.

En la fraccionada Siria, santuario del Estado Islámico, serán esencialmente ataques aéreos aunque, quizás, puedan los rebeldes anti Asad recuperar territorios yihadistas salvo que lo hagan las tropas gubernamentales sirias. Puede que los turcos, fronterizos y miembros de la OTAN, hagan incursiones terrestres si son atacados por unos yihadistas que, por su parte, eliminan kurdos sirios, lo que no debe disgustar a Ankara aunque sabe que el Estado Islámico es el enemigo. En todo caso, esta conflictividad puede ir para largo.

También se hizo en Libia una guerra desde el aire y desde el mar. Los diversos oponentes a Gadafi pusieron los milicianos. Luego las cosas se complicaron en Libia y en Afganistán por la ausencia o presencia militar terrestre occidental. En Afganistán se consideró necesaria para consolidar un Afganistán liberado del control talibán, pero frágilmente democrático, y desarrollarlo económicamente. Con respaldo de NNUU la Alianza Atlántica organizó una amplia coalición sumando países que no eran de la OTAN para proteger la reconstrucción afgana, enfrentándose a la insurgencia y al terrorismo talibán. Los procedimientos internos aliados permiten un mejor control político de las operaciones a todos los participantes que en coaliciones ad hoc sin estructuras organizativas previas. Ahora que se le costean y entrenan a Kabul unas Fuerzas Armadas y de Seguridad podremos marcharnos dejando solo un retén. ¡Ojalá! En Libia la no ocupación militar dejó vía libre al desmadre una vez derrocado Gadafi al enfrentarse entre ellas las milicias que le combatieron favoreciendo, también, que armamento del ejército de Gadafi llegase a manos terroristas en el Sahel.   

El panorama iraquí no es aleccionador. Tienen desde más de una década una democracia pero han discriminado a los sunís. Y así están, con el Estado Islámico (violentamente suní) y su Califato que destroza  a Irak desde dentro y que controla buena parte de Siria. Deben los iraquíes lograr un entendimiento interno, pero ese Califato nos amenaza también al reclamar Al Ándalus, alentando posibles acciones terroristas. No interesan a España los desmadres cercanos o lejanos, en Europa o más allá.

España debe contribuir con sus aliados, socios y países amigos a apagar o controlar estos incendios  que nos afectan en esta era de globalidad, sin perjuicio de que todos intenten evitar errores pasados. Por ejemplo: bombardeos con efectos colaterales en poblaciones civiles. Prioridad a la vía diplomática pero sin rehuir otras fórmulas cuando ello sea necesario, buscando el respaldo de la ONU, de la Comunidad Internacional o del país agredido y de las Cortes. No se puede navegar en aguas turbias como un señorito recostado en la popa de la embarcación sin remar, no ya políticamente, que es lo mínimo, sino incluso sin aportar medios. Puede no bastar dar dinero o poner a disposición bases militares mientras otros ponen medios y bajas. Precisamente eso es lo que Mas sugirió para la defensa de una Cataluña independiente: pagar a otros que pondrían los posibles muertos. “Molt astut”, pero es la mejor manera de quedar internacionalmente en la irrelevancia y, asimismo, entre los países desdeñados por los que dan la cara, lo que luego pasa factura.  Tampoco conviene, evidentemente, suprimir el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas…

Carlos Miranda

Embajador de España

 

Carlos Miranda

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