Si no media descalabro, para echar abajo al madrid de Cristiano, hace falta un melodrama previo, hostilidad regional, algún agravio antiguo y una táctica concreta, espartana y afilada. Un aquí estamos y somos de piedra, la victoria nos la váis a sacar con sangre. Todo eso era el Levante, y además tenían a Ballesteros, al que había que circunvalar para pasar al otro lado. Un ogro de fábula, contra el que se estrellaba gozoso la recua de Mouriño.
Anchelotti le pasó la mano por encima al madrid y lo dejó terso. Tan lejos de la neurosis como de la propaganda. Hizo lo de las madres, le besó la frente y secó las fuentes de odio de la que abrevaban los rivales. Este año, ha descubierto la ternura con un centro del campo que trata el balón como a la porcelana y, donde nadie arrastra los muebles para poner barricadas ante los asaltantes. La pelota se caza por detrás, en un descuido del rival que tiene un ojo vuelto hacia su campo y ataca capado por el miedo de los espacios que van apareciendo a sus espaldas.
Estaba el Levante en el campo y eran 11 hombres sin más intención que jugar un partido de fútbol. Ahí, ya habían perdido. En el minuto tres (que en las películas y en este madrid suele ser el del incidente de iniciación); Modric saltó de una pantalla a otra con un giro de cadera y le pasó con el exterior el balón a Cristiano, a 40 metros, que corría hacia el sol, otra vez sólo, como si supiera donde están los bordes de las jugadas.
La exactitud que le había faltado a la finalización de Ronaldo, la tuvo James –que apareció en zonas intermedias- para asistir un balón franco, sin ninguna ambigüedad , a Chicharito. El Mexicano abrió el manual por la página cinco, en la que el depredador se adelanta el balón en el área, y el defensa cede a su impulso primitivo de disparar a bulto. Penal y gol.
El Real permitió un par de llegadas por pura cortesía y, en una de ellas, un córner, Modric sacó un balón bajo los palos que a Casillas no le dio tiempo ni a ver, consumido por la pena como está. Iker que ha quedado para labores administrativas. Culpar a los suyos de los dramas del área chica, dar palmas en plan animador sociocultural, atender a los medios con presunta autocrítica, conceder entrevistas río para que la nación conozca las cuitas de su corazón. Necesita confianza para rehacer su vida y los guardianes de la moral están de su parte. Caso curioso el de España, en el que se anima, se alienta, y a la vez es víctima el privilegiado. Sea mito o territorio, que en el fondo, lo mismo da. Un Príncipe de Asturias lo avala, y en el club, la jurisprudencia está de su parte.
Después del gol y la parada bajo palos, el Madrid se desorientó un tanto y en la cabeza de los jugadores se colaron imágenes del clásico que vendrá. Se llegaba a la portería contraria casi sin querer, montado en combinaciones arrítmicas entre los centrocampistas, que al venir todos de la media punta, tienen un filo alrededor del área inédito en otros lugares del fútbol.
James se había ido arrimando a la zona de Carvajal y centró un balón a la manera de Di maría, pero con más tacto, sin dejarle opción al azar. Chicharito estaba donde nos prometió cuando fue fichado y marcó con la cabeza a un palmo de la portería.
En la segunda parte, Isco, que no le había cogido hilo al encuentro se conectó de lleno. A partir de ahí fue la fiesta de los mediocampistas. Kroos como ancla, dando salida al cauce cuando no hay amenaza. Modric entrando y saliendo de plano, dominando la parte derecha del campo de una forma tan sutil que parece que se posa en los sitios; a veces formando escuela con kroos y otras volando; especializado en estar rodeado de contrarios y salir de allí con la pelota cosida a la nariz. Isco tiene toda la margen izquierda para él. Nadie le pise el territorio excepto marcelo, y es el volante que más se adentra en el área y que más se cierra sobre el balón. Y está James, el más difícil de definir quizás porque todavía no ha cometido un error. Y su luz es tan natural, que parece que no haya nadie detrás del cuadro.
Cada llegada avisaba de la que vendría detrás. Se hilvanaban desde el fondo del campo, hasta donde se dejaba llegar a los jugadores del levante, para luego ir esculpiendo la jugada tal y como le viniera en gana a los dueños de la función. Era todo de un azul precioso pero Cristiano estaba impaciente. Volvió a su cauce mítico del extremo izquierdo, se sacudió a dos rivales como si fueran extras que se desmayan a su paso y entró en el área por las malas. La tensión de la jugada la disipó con un trallazo que le dobló la mano al portero. Era el tercer gol y de la fiesta se pasó al escaparate.
Kroos se alejó de la intendencia, y lució por fin, en un pase traslúcido hacia James, pedagógico en el desmarque, genial en el control y letal definiendo pegada al palo. El madrid burlaba a los jugadores levantinos sin llegara provocarlos, y pudo marcar miles de goles. Era cada ataque una ocasión más colorista que la anterior. Isco lucía su plumaje y también una arrancada que no estaba claro que poseyera. Al final llegó su gol, en una serie de paredes por la izquierda que acabó en un trallazo a la parte vacía de la portería.
LEVANTE, 0; R. MADRID, 5
Levante: Mariño; P. López, Rodas, Juanfran, I. López; Diop, Camarasa; R. García (Xumetra, m. 75), Gavilán (V. Pérez, m. 46), Morales; Casadesús (Barral, m. 67). No utilizados: Jesús, Adoua, Ivanschitz y Sissoko.
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Nacho, Marcelo (Arbeloa, m. 73); James Rodríguez, Modric (Medrán, m. 79), Kroos (Illarramendi, m. 68), Isco; Chicharito y Cristiano. No utilizados: Keylor, Llorente, Khedira y Bale.
Goles: 0-1. M. 13. Ronaldo, de penalti. 0-2. M. 38. Chicharito. 0-3. M. 61. Ronaldo. 0-4. M. 66. James Rodríguez. 0-5. M. 82. Isco.
Árbitro: Ignacio Iglesias Villanueva. Amonestó a los locales Juanfran, Camarasa, Gavilán y Pedro López.
Estadio Ciutat de València, ante 23.506 espectadores que dieron abundantes palmas.
Ángel del Riego