Tengo que reconocer que si yo fuese un catalán independentista, de esos que se han manifestado en cantidad de ocasiones. Por las calles de Barcelona convocados por el Govern catalán del señor Mas y sus socios secesionistas para gritar en favor de la independencia y a favor de la celebración de un referéndum independentista. Me sentiría en estos momentos muy pero que muy enfadado y muy pero que muy engañado y defraudado, a la vez con esos políticos que me han tomado el pelo. Con los que pensaba que eran los míos en este negociado de pedir y alcanzar la independencia para Cataluña.
Porque resulta que todo este esperpento catalán, con aires de opereta bufa que se ha montado el Señor Mas, es exactamente eso, una tomadura de pelo y una charlotada al estilo de un predicador barato. Aquel que vendía a los catalanes un crecepelos curativo mágico y maravilloso, cuyo líquido de su contenido no era otra cosa que agua del Río Ebro recogida en el Delta catalán.
El señor Mas perdió la oportunidad de salir delante de los medios de comunicación a reconocer que ha perdido, que todo era una falacia y un engaño. No habría referéndum como querían sus socios nacionalistas radicales compañeros de viaje en esta desafortunada aventura.
Y de paso le podía haber acompañado su portavoz, el señor Homs, quien curiosamente ha perdido esa sonrisa hipócrita con que nos agasajaba a todos los españoles, en cada una de sus apariciones públicas.
La sonrisa se les ha caído de la boca a los gobernantes nacionalistas catalanes. A algunos de ellos, como al Señor Junqueras hasta llega a gimotear y sollozar en los medios de comunicación. Como si él fuera el niño al que le han quitado la pelota en el patio de colegio los mayores, y pide sopitas con un «si us plau» devuélvanme la pelota, devuélvame el referéndum.
Pero la verdad es que después de escuchar al señor Mas, ya no sabemos el conjunto de catalanes y el resto de españoles si el Molt Honorable viene o va o sube o baja o que demontre pretende en este momento.
Tanto es así que en su intento de despistar al adversario, al estado español según las propias palabras del señor Mas. A quien ha conseguido despistar y ha perdido por el camino es a sus socios independentistas.
Mas les ha dado a los catalanes un sucedáneo de referéndum, y en un símil gastronómico, es como prometiéndoles angulas finalmente les da gulas.
De todas formas, pienso que cometeríamos un error si nos tomásemos a la ligera el asunto o intentemos ridiculizarlo hasta el infinito. Puesto que para ridiculizarlo y sacarle los colores con su gracia natural, ya se ocuparán de hacerlo las chirigotas gaditanas en el próximo carnaval.
La realidad a día de hoy, es que lamentablemente el proceso del señor Mas no está todavía de ninguna manera finiquitado en este momento. Es verdad que nos encontramos con una profunda grieta que se ha provocado en el seno de ese proceso soberanista catalán, pero que me temo que tendrá un desarrollo continuador, y del referéndum se pasará como primer paso, a una convocatoria de elecciones autonómicas a modo plebiscitario por parte de los secesionistas catalanes, que ya se lo han demandado, intentando listas conjuntas, y con vistas también a municipalizar la independencia como paso siguiente aprovechando las elecciones locales previstas para mayo del próximo año.
Pero tras ese previsible adelanto electoral autonómico, se esconde la esencia del objetivo independentista. Que no es ni más ni menos que ‘kosovizar’ a Cataluña, es decir, seguir el modelo de los gobernantes en Kosovo para declarar unilateralmente la independencia de Cataluña, desde el momento en que se convoque la primera sesión del Parlamento de Cataluña con una mayoría parlamentaria independentista.
Es decir, veremos muy pronto como Mas y sus acólitos están dispuestos a llevar su desobediencia hasta el final, ya que en sus cabezas no cabe eso de que rectificar es de sabios.
Carlos Iturgaiz