jueves, noviembre 28, 2024
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Teresa da esquinazo al ébola

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La noticia de que Teresa Romero está limpia del virus del ébola no puede ser más alentadora para una población que se creía a salvo de este tipo de males, pero sobre todo para los investigadores, para esos médicos y enfermeras que aún a riesgo de contraer la enfermedad exponen su vida a diario, sabiendo como saben que les puede ocurrir lo mismo que a la auxiliar del enfermería del Carlos III de Madrid. Unos profesionales de cuya valía, preparación y generosidad todos o casi todos tenemos constancia. Cada uno desde sus propias experiencias en una sanidad pública que ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, pese a los intentos de algunos políticos por desprestigiarla, por minusvalorar el trabajo de tantos buenos profesionales como hay en nuestro país, a muchos de los cuales no se permite seguir investigando enfermedades como el ébola que se ha cobrado la vida de miles de personas en Africa, por falta de medios económicos.

Una situación que debería hacer recapacitar seriamente al gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Ignacio González, sobre si la política de privatizaciones emprendida en su día por Esperanza Aguirre, es lo que demandan los ciudadanos o se trata simplemente de favorecer a unos cuantos empresarios de la salud.

Nada tengo contra la Sanidad privada, tan necesaria por otra parte, pero sí contra quiénes engañando a sus votantes han adoptado unas medidas que no llevaban en sus programas y que afectan a la salud y el bolsillo de miles de ciudadanos que, ellos sí, pagan religiosamente sus impuestos.

Nadie con dos dedos de frente puede oponerse a que los hospitales, los centros de atención primaría, la sanidad en general se gestionen y se gestione bien, sin que por el camino se quede un solo euro. Y es que los usuarios de lo público estamos deseosos de que en vez de nombrar a políticos sin experiencia, nombren a expertos que sepan donde hay que recortar para evitar que el sistema se colapse.

En Madrid no hemos tenido suerte con los consejeros de Sanidad, que sobradas muestras han dado de su ineficacia a la hora de gestionar lo público. Interesados como estaban todos ellos en favorecer a quienes les podían asegurar su futuro profesional una vez que abandonan los aledaños del poder. Para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad resulta intolerable la actitud de Javier Rodríguez acusando a Teresa de mentir, mientras esta se debatía entre la vida y la muerte. Pero siendo eso muy grave, lo peor es que Ignacio González todavía no le haya cesado.

Dice Javier Limón, el marido de Teresa, que a la angustia de saber que su mujer podía morir, se sumó la de comprobar cómo le estaban atacando quienes tenían la obligación de velar por su salud. Una situación rocambolesca que nunca debería haberse producido, y que demuestra la escasa sintonía que tienen algunos políticos con los ciudadanos de a pié.

 

Rosa Villacastín

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