El diario El País y el CIS han puesto sobre la mesa dos grandes encuestas que coinciden en lo sustancial: la irresistible ascensión de «Podemos».
He escrito en otras ocasiones que «Podemos» es un fenómeno político que viene para quedarse, es decir que va a ser un actor en la política de nuestro país, y un actor no precisamente secundario puesto que parece que puede acabar con la hegemonía del PSOE en la izquierda española.
Los ciudadanos están hartos, la sociedad española no aguanta más el hedor de la corrupción, y votar a Podemos es apostar por la catarsis. Puede que muchos de los que hoy están decididos a votar a Podemos, si lo hacen, se arrepientan en el futuro, pero es más fuerte el deseo de hacer algo para que nuestro país salga del círculo de la corrupción y sobre todo de que las cosas se hagan de manera diferente. Y ahí está Podemos que ofrece no solo una política distinta sino una manera distinta de llevarla a cabo.
La sociedad española ha sufrido mucho a cuenta de la crisis. Miles de ciudadanos perdieron su empleo, su casa, su manera de vivir. Otros vieron como se les rebajaba el sueldo y se han tenido que apretar el cinturón hasta quedarse casi sin aliento. Afrontar la crisis ha sido duro, ha exigido grandes sacrificios, pero si esos sacrificios hubieran venido acompañados por unos políticos con comportamientos irreprochables que han gastado con cuidado cada euro del erario público, y que han vivido de manera austera lo mismo que el resto de sus conciudadanos, la sociedad no tendría este ansia de catarsis. Pero mientras que tantos y tantos ciudadanos de a pie lo han ido perdiendo todo, otros sinvergüenzas parapetados tras las siglas de sus partidos, han hecho su agosto, quedándose y malgastando el dinero público. Y eso resulta insoportable.
Dicen estas dos encuestas que el PP es quién más votantes pierde, que muchos de quienes les votaron se van a la abstención. Pero me parece a mi que el fenómeno de «Podemos» a quién de verdad va a afectar electoralmente es el PSOE y desde luego a Izquierda Unida. Para los votantes de la derecha «Podemos» es como el lobo feroz, y si ven las orejas al lobo puede que se tapen la nariz y vuelvan a votar a su partido de siempre.
En cuanto al PSOE, según las encuestas, Pedro Sánchez parece estar consiguiendo parar la hemorragia de votos pero aún así hay muchos votantes socialistas que prefieren probar suerte con «Podemos» porque su discurso resulta más creíble habida cuenta de que el PSOE ha sido coparticipe de una determinada manera de estar y hacer política que es la que hoy rechazan los ciudadanos.
Es verdad que Pedro Sánchez ha llegado al PSOE metiendo al tijera para acabar con la corrupción, pero también es verdad que el escándalo de los ERES o de los cursos de formación están ahí, y que pese a que Susana Díaz ha tomado algunas medidas están son demasiado tímidas habida cuenta del expolio de las arcas públicas andaluzas. Y Pedro Sánchez, al que no le ha temblado la mano a la hora de echar de su partido a los consejeros socialistas de Caja Madrid por haber hecho uso y abuso de las llamadas «tarjetas negras», sin embargo echa balones fuera cuando se trata de juzgar lo que ha pasado en Andalucía con los Eres.
Es más cuando Sánchez, con toda la razón, pide cuentas al presidente Rajoy por los escándalos de corrupción que salpican al PP, aplica un vara de medir que no aplica a algunos de los casos de corrupción del PSOE, volvemos a los ERES por poner un ejemplo. De manera que pese a que Sánchez representa un tiempo nuevo en el PSOE, los ciudadanos aún se muestran reticentes.
Queda tiempo para que se celebren las próximas elecciones generales, pero al día de hoy la «foto» electoral de la sociedad española es nítida: los ciudadanos apuestan por la catarsis y que sea lo que Dios quiera.
Julia Navarro