Sin duda alguna, uno de los mayores grados de podredumbre política es la corrupción de aquellas personas que habiendo sido elegidas en las urnas por los ciudadanos para que sirvan a la sociedad, han utilizado esta tarea para aprovecharse sin escrúpulos de sus cargos políticos en su propio beneficio y enriquecimiento personal.
Esta semana que han aflorado nuevos casos de corrupción con la «trama púnica» en el Partido Popular y en el Partido Socialista Obrero Español, con dirigentes encarcelados e imputados que se suman en poco tiempo a casos de corrupción en esos mismos partidos y en CiU, IU, sindicatos y empresarios, todo ello ha desbordado la paciencia de la ciudadanía colocando todas las alarmas rojas en nuestro sistema político.
Permítanme que les haga una aseveración como miembro del Partido Popular, puede que haya y los hay uno, cinco, diez o cincuenta personas que se hayan corrompido y avergüencen a sus compañeros y a toda la sociedad española, pero el Partido Popular no son esas manzanas podridas que han sido expulsadas y excluidas, sino que son más de 800.000 afiliados, miles de concejales y cientos y cientos de alcaldes y diputados honestos que no tienen nada que ver con ese puñado de miserables que intentan ensuciar unas siglas políticas.
Ni desapareceremos ni renunciaremos a defender nuestros ideales legítimos
Yo les digo a todos esos compañeros míos que están pasando momentos bajos y complicados por esta situación que se ha creado, que lleven la cabeza bien alta y estén muy orgullosos de este Partido Popular, porque un puñado de corruptos que hasta hace poco eran militantes del PP, y hoy expulsados de sus filas, no van a destruir al Partido Popular.
En el Partido Popular, y especialmente en el PP vasco, algunos hemos sufrido momentos angustiosos y dramáticos a finales del siglo XX y comienzos de este siglo XXI, donde los terroristas de ETA intentaron que las siglas y los componentes del Partido Popular desapareciésemos de la faz de la tierra vasca y española.
Pues bien, ni consiguieron los terroristas que desapareciésemos, ni lo van a conseguir que desaparezcamos por casos puntuales de corrupción esos agoreros provenientes especialmente desde la izquierda radical que nos dan por finiquitados aprovechándose y utilizando la podredumbre y la miseria de los corruptos expulsados, yo les digo que ya pueden estar seguros que ni desapareceremos ni renunciaremos a defender nuestros ideales legítimos.
Por cierto, son esos muchos desde la izquierda radical los que hoy gritan y se manifiestan contra el Partido Popular por los casos de corrupción, los mismos que estaban muy calladitos cuando nos mataban por ser miembros de este partido político, y son los mismos que ahora enseñan sus patitas haciendo coleguismo con los verdugos.
Con este Gobierno del PP funciona la justicia, funcionan los jueces y funciona la Agencia Tributaria
Estos «coleguis» no tienen ninguna legitimidad para alzar sus voces e intentar darnos lecciones a los que hemos dado nuestra vida por la política honrada y por este País. No acepto, ni ninguno de los populares españoles debemos aceptar ni una sola lección hacia los miles de concejales del PP en el País Vasco y de otros rincones de España que cobran cuatro duros por hacer su función de servicio público con la mayor honradez y legitimidad.
Hace tiempo la gente pensaba que los corruptos andaban a sus anchas porque nadie les metía mano en este País. Hoy día podrán pensar muchas cosas, pero con este Gobierno del PP funciona la justicia, funcionan los jueces y funciona la Agencia Tributaria. Y como bien recordó el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, «quien la hace la paga». Y los corruptos se van a la cárcel.
Los socialistas demandan la comparecencia del Presidente del Gobierno para que hable de la corrupción en el Parlamento y se convierta el debate en un «y tú más», nadie entiende que quieran los socialistas inmolarse en ese debate y menos aún nadie entiende que no pacten con el partido del Gobierno propuestas y medidas contundentes de regeneración democrática y contra la corrupción que es lo que realmente lo que quieren loa ciudadanos. Menos palabrería y tirarse los trastos a la cabeza y más contundencia con leyes y hechos.
Carlos Iturgaiz