lunes, noviembre 25, 2024
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Hacia otra transición

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Salvo en periodos revolucionarios en los que la violencia actúa como partera de la Historia y el cambio político se ve venir a lomos de la calle, en tiempos de normalidad democrática el «heraldo» que anuncia los cambios, son las encuestas. La última conocida, realizada por Metroscopia, advierte que estamos en puertas del final de una época caracterizada por un bipartidismo imperfecto. Un período cuyo marco es, todavía, la Constitución asentada sobre la estabilidad de un reparto de poder entre derecha (UCD, PP) e izquierda (PSOE) con el complemento de la singularidad de los partidos nacionalistas. Ese  tipo reparto en el poder es el que estaría agotando su ciclo. Declina el bipartidismo y como en una suerte de regreso a los días de la Transición las opciones de izquierdas suman mayoría en este arranque del 2015. Izquierda mayoritaria pero fragmentada -al igual que entonces- frente a una derecha (PP), en este caso unida y sin fuerzas políticas relevantes a su derecha y que, pese a su particular descenso demoscópico a los infiernos -según la encuesta , habría perdido 24 puntos en relación con el resultado que le dio la victoria hace tres años-, conserva la fidelidad de la mitad de su votantes. Fidelidad que aún traducida en votos y pese a los «regalos » de la  Ley D*Hont, no alcanzaría para retener el poder y mantenerse en el Gobierno. Ni siquiera contando con el hipotético acuerdo de partidos que orbitan en el centro como sería el caso de Ciudadanos. Con quienes en la situación actual no podría contar es con los nacionalistas catalanes, enfrascados como están en el laberinto soberanista. La fidelidad de buena parte de los populares a su partido es ventaja con la que no cuenta el PSOE. Una porción de su electores mira hacia Podemos mientras que otros parece que seguirían en la abstención -herencia todavía de Zapatero-. Con todo, la «marca» socialdemócrata, cuya titularidad histórica corresponde al PSOE, es  la única posición de encuentro posible entre las formaciones que se reclaman de izquierdas (Podemos, IU) o centro-izquierda (UPyD). Lo cual sitúa al partido que dirige Pedro Sánchez en una encrucijada. Tiene dicho que no pactará con Podemos -sería el abrazo del oso- pero puede verse obligado a rectificar ante el dilema de dejar que siguiera gobernando el PP. En minoría, pero gobernando. Otro escenario -también descartado por Sánchez- sería la «gran coalición»con el PP. Pacto al que un día sí y al otro también les invitan desde el Ibex 35. Visto lo que le ha pasado al PASOK en Grecia, Sánchez sólo podría aceptar sí Rajoy se aviniera a cederle la poltrona de La Moncloa. En fin, las urnas dirán. Lo que ya está escrito es que nada será igual .Vamos hacia otra Transición. Lo que nadie sabe es si esta vez se escribirá con mayúscula.

Fermín Bocos

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