Francia sigue siendo la patria de la libertad. En Francia nació la Ilustración y desde Francia volaron hacia el resto del mundo los ideales de igualdad y solidaridad que han hecho algo más habitable este planeta. Es una nación fuerte. Presida quien presida el país desde el Elíseo o sea quien sea quien gobierne desde el Hôtel Matignon; sean de derechas o de izquierdas, todos tienen una algo en común: defienden los valores republicanos. Las señas de identidad de la República están al margen de cualquier discusión. Todos se saben y se sienten franceses. Desde la catarsis que tumbó el Antiguo Régimen (guillotina mediante), en Francia nadie ha vuelto a desenterrar a Caín. Siempre han seguido juntos. En los mejores y en los peores momentos de su Historia, siempre han permanecido unidos. Para lo bueno y para lo malo, Francia les llama y acuden, fieles al espíritu de la letra de «La Marsellesa». El himno ,vibrante, que volvió a escucharse el martes en la Asamblea Nacional, quebrando el minuto de silencio por las víctimas de las dos matanza llevadas a cabo por los tres terroristas islamistas radicales. Hacía un siglo que no se escuchaba «La Marsellesa» en aquél Parlamento. Desde el Armisticio que puso fin a la Primero Guerra Mundial. Qué un diputado quebrara el silencio dedicado a honrar la memoria de las víctimas siendo secundado al instante por toda la Cámara puesta en pie -diputados de izquierdas, de centro y de derechas- dice mucho acerca de la fortaleza de la sociedad francesa. En realidad, lo dice todo acerca de Francia. Es un pueblo que conoce su Historia y no la repudia. En ella encuentra la fuerza para mantenerse unido y hacer frente a la adversidad. Ahora la amenaza procede del terrorismo yihadista; antaño fue la invasión y posterior ocupación nazi. No dudo de que Francia ganará la guerra contra el terrorismo -como tal la definió en esa misma sesión de la Asamblea Nacional, el primer ministro, Manuel Valls-. Ganará la guerra sin traicionar el ideal y los valores republicanos. El primero de todos, la libertad. A la hora de optar, frente al dilema: libertad o seguridad, Francia siempre se queda con la libertad. Es el espíritu de «La Marsellesa». ¡Qué gran país!.
Fermín Bocos