Dicen que todos los niños traen un pan debajo del brazo. Pero el que espera la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, está poniendo en evidencia la cantidad de “mendrugos” que aún perduran en este país, a pesar de que hace 15 años que hemos entrado en el siglo XXI.
Ellos no. Ellos son cromañones que han salido de la cueva disfrazados de comentaristas políticos. Pero se han dejado el cerebro en la caverna y exhiben por “teles”, radios y periódicos un machismo rancio, de mal gusto, sin que los responsables de los programas y medios en que intervienen les echen con cajas destempladas. O peor aún; hasta les ríen las “gracias”.
Regreso a Estrella Digital impelido por la indignación que me produce oír a un “analista” de estos que la presidenta de la Junta andaluza prepara un adelanto de elecciones autonómicas porque “un bebé en brazos puede dar muchos votos”. Comentario sobre el que abunda otro “lumbreras” diciendo que será enternecedor ver a Susana Díaz “con el tripón dando mítines”, o firmando los nombramientos y ceses de su nuevo Gobierno, si ganase los comicios, mientras amamanta al bebé. Hasta ha habido quien se ha preguntado si será capaz de conciliar sus tareas políticas con su nuevo rol de madre.
Entre estos “tertulianos” (horrible palabreja coloquial que ha desplazado a “contertulios”) no ha faltado el chistoso que, en alusión a Podemos y el temor que infunde la formación de Pablo Iglesias, ha llegado a escribir que “Susana Díaz se ha quedado embarazada porque quiere demostrar que ella no es casta”.
Me pregunto si los poseedores de tan “preclaras” mentes tienen madre, hijas o hermanas. Muchos de ellos se repiten, pues son los mismos que hicieron chistes sobre Soraya Sáenz de Santamaría cuando estando embarazada tuvo que concurrir a unas elecciones generales.
¿Alguno de ellos ha caído en la cuenta de que Susana Díaz será la primera presidenta de Gobierno que dará a luz en activo? ¿Alguno ha comentado algo acerca de los sacrificios personales y físicos que le va a acarrear seguir ejerciendo en estado? Yo no les he escuchado. Ni tampoco les he visto preguntarse sobre cómo concilian Mariano Rajoy o Pedro Sánchez. Pero chistes y zarandajas sí. Y estupideces, demasiadas.
Los habrá que al acercarse el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, se rasguen las vestiduras denunciando las diferencias salariales y de todo tipo que aún perduran entre mujeres y hombres. Habrá que verlo.
Y luego nos quejamos de que un niño en un famoso concurso televisivo de cocina diga que las niñas están genéticamente más preparadas para fregar y se quede tan ancho.
Dedico esta columna a Raquel Rodríguez, psicóloga del Instituto Europeo de Psicología Positiva (iepp.es) y a todas las profesionales que, como ella, trabajan día a día con víctimas del machismo y luchan para que desaparezca este “medievo social”.
Carlos Matías