El lunes la organización Osfam denunció en Davos -donde se está celebrando la cumbre del mismo nombre y en la que participan los hombres más ricos y poderosos-, que en el 2016 , o sea dentro de doce meses, el 1% de la población acumulara tanta riqueza como el 99 restante, debido al auge de las nuevas tecnologías e internet que están agravando hasta limites insoportables la desigualdad. Pero hay datos más interesantes que el anterior: una de cada nueve personas ya no tiene para comer y más de mil millones viven con menos de 1,25 dólares al día, mientras que el 20% de los multimillonarios -los que tienen un patrimonio de más de mil millones-, se gastaron 550 en hacer lobby en Washington o Bruselas.
He necesitado leer varias veces la información para darme cuenta de hasta que punto la insensibilidad, el descaro, la desvergüenza, se ha instalado en nuestra sociedad, entre los políticos, entre los empresarios y hombres de negocios. Solo así se entiende que ninguno de ellos se hayan pronunciado al respecto, quizá porque piensan que con su silencio acallan el ruido que hacen las barrigas cuando están vacías.
Huir de los problemas no los soluciona, lo estamos viendo en España, pese a que desde que el ejército de subalternos comandado por Rajoy ha empezado a repetir el «España va bien», haya aumentado un poco el consumo, a la gente se le note con algo más de ilusión, pues el que más y el que menos sueña con salir de una crisis que dura ya siete años. Lo que en modo alguno quiere decir que se hayan solucionado problemas como el paro, los desahucios, la falta de camas en los hospitales, de becas para los estudiantes, de comedores para los más pequeños.
En ese aspecto todo sigue igual, por más que a unos pocos se les llene la boca diciendo lo contrario, y poniendo como ejemplo a los jóvenes emprendedores. A esos que con gran esfuerzo tienen que darse de alta en la seguridad social como autónomos cuando la realidad es que autonomía tienen poca y de emprendedores menos. El truco está en que son muchos los empresarios que para emplear a un trabajador le exigen pagarse su propia seguridad Social, de ahí el aumento de la misma en relación con el número de empleados.
Que pese a ese pequeño repunte de la economía la desigualdad sigue cabalgando a sus anchas, es algo que pocos economistas discuten, prueba de ello es que cada día hay más hogares donde no entra un trozo de pan que llevarse a la boca, donde no pueden encender la luz para hacerse una simple sopa de ajo o lavar a los niños con agua caliente, en estos días de tanto frío y nieve. Problemas de los que solo hablan las organizaciones sin ánimo de lucro como pueden Oxfam, Caritas, Unicef, Cruz Roja, pero ningún miembro del Gobierno.
Aficionada como soy a la radio, invitaría al ministro de Hacienda y de Economía señor Montoro y de Guindos que escucharan el programa de Macarena Berlín, en la madrugada de la Cadena Ser, un par de días, solo eso, los suficientes para que vieran la distancia que hay entre lo que ellos predican y los problemas reales de la gente. Estoy segura que perderían el sueño por una larga temporada de tiempo.
Rosa Villacastín