Pues sí, me alegro y mucho que Syriza haya ganado las elecciones en Grecia porque eso supone que algo va a cambiar en la Unión Europea.
Son muchos los millones de ciudadanos de la Unión que esperamos que Alexis Txipras defienda otro modelo europeo. Un modelo donde los intereses de las personas estén por encima de los intereses económicos, donde la economía este al servicio de los ciudadanos y no al revés.
Esa es la oportunidad que significa Syriza. Desde luego Txipras no lo va a tener fácil porque su triunfo en Grecia supone abrir las puertas al cambio y son muchos los que en la UE no quieren que se modifique el actual status quo que consiste en que Europa sigue los dictados de Alemania. Por lo pronto las Bolsas han sufrido a la baja el impacto del triunfo de Syrizas.
Las recetas de extrema austeridad impuestas por Angela Merkel y el FMI han provocado la miseria para millones de personas en el sur de Europa, no solo en Grecia, también en Portugal y en España. Es verdad que nuestro país no ha sufrido tanto como Grecia o Portugal, pero también hemos pagado un precio insoportable: tenemos una generación perdida que no encuentra trabajo y mucho de nuestros jóvenes han tenido que emigrar; tenemos a una generación de personas profesionalmente solvente, entre los cincuenta y sesenta años, que han perdido sus puestos de trabajo y difícilmente los recuperarán. A eso añadánse los recortes en educación, sanidad, asistencia, cultura, etc, y el panorama es desolador.
Pero volvamos a Grecia y a lo que representa el triunfo de Syriza que no es otra cosa que el triunfo de unos ciudadanos indignados con sus gobernantes, que se han plegado a las directrices económicas de los poderosos, en el caso griego esa culpa se la pueden repartir los conservadores de Nueva Democracia y los socialdemócratas del PASOK. De manera que a la hora de votar los griegos han castigado a los partidos responsables de su sufrimiento.
Si Syriza acierta, su triunfo puede ser el aldabonazo para que otros partidos de su mismo corte obtengan también un éxito en las urnas, por ejemplo Podemos por más que haya diferencias entre ambas formaciones.
En cualquier caso hoy comienza una nueva etapa en la Unión Europea porque por primera vez en muchos años en Bruselas van a oír hablar de las personas, de los problemas reales, del sufrimiento de la gente, y por tanto de la necesidad urgente de modificar esas políticas de extrema austeridad.
En los últimos años viene creciendo el desafecto hacia la Unión Europea porque los ciudadanos no se han sentido amparados ni bien representados por ella.
Ojalá estemos en el principio del cambio de la Europa de los bancos a la Europa de la gente.
Julia Navarro