La gran movilización de Podemos del fin de semana es con diferencia el suceso político más relevante y ningún otro partido se muestra capaz de llevar a cabo algo parecido, por mucho que algunos hayan tratado de rebajar su importancia. En esta constatación no anda lejos el hecho de que el partido de Pablo Iglesias cuente en su cúpula con un plantel de dirigentes de una preparación y una categoría intelectual y política que solo recuerda a los primeros equipos del PSOE que acompañaron a Felipe González en aquellos primeros años de la democracia. Es absurdo e incluso un poco estúpido que desde la otra izquierda y desde la derecha no se quiera reconocerlo, como a menudo ocurre con otros hechos objetivos de la realidad. Quien desde ahí no quiera reconocerlo, pues peor para él, porque tampoco hará nada para modificar tan desfavorable situación. Las sandeces que estamos escuchando de la derecha y de la izquierda nos indican que no parecen dispuestos a remediar sus carencias. Pues eso no me trae sin cuidado porque sigo pensando que lo mejor para España sería contar con grandes y estupendos equipos políticos plurales. O al menos como los de los años 80 y 90. Ahora es que la mayoría dan risa y a veces producen indignación. Lo siento. Por todo ello, me encantaría que este Gobierno estuviera a la altura de otros de sus colegas conservadores de la Unión Europea, al menos que nos evitaran esos espectáculos penosos a que nos tiene acostumbrados. Y me gustaría que en el resto de la izquierda anduviesen más listos y evitasen situaciones desgarradoras como las de IU o ligerezas y contradicciones como las del PSOE. Firmar ese pacto antiterrorista con el Gobierno tendría que haber sido contando con la firma de los demás partidos y habiendo conseguido la marcha atrás en el grave tema de la cadena perpetua.
Ahora vienen las elecciones andaluzas y de momento nadie se libra, tampoco Podemos, del batiburrillo ni de la preeminencia de los intereses de partido sobre los de la generalidad de los ciudadanos. Dan la impresión de que nadie sabe por dónde tirar y eso lo notan en seguida los electores. Año electoral: todavía están a tiempo de demostrar inteligencia, patriotismo y entrega democrática a favor de los cuarenta y tantos millones de habitantes de este hermoso país nuestro. Y están a tiempo de evitar decir tonterías sobre pactos o no pactos pre o poselectorales de las que luego tengan que arrepentirse. Pues comencemos por Andalucía, que faltan menos de dos meses para la hora de la verdad.
Pedro Calvo Hernando