Dos olas de frío, una polar y otra siberiana, barren la Península. Nada de particular si no fuera porque cientos de miles de hogares españoles están desguarnecidos ante la helazón por carecer de recursos. Calentarse tenuemente éstos días con un radiador eléctrico es una quimera para sus moradores: las compañías eléctricas, que tanto ascendente parecen tener sobre éste Gobierno, y sobre los anteriores, se lo cobrarían a precio de oro. Y no tienen oro. Ni calderilla. Lo único que tienen es la mala suerte de haber caído en un país cuyos gobernantes carecen, según se desprende de sus actos, de conciencia y de corazón.
El Gobierno del Partido Popular, al que tan bien viene que sólo se hable de los mandrias de Podemos, es incapaz de decretar una tregua en el saqueo que las compañías eléctricas perpetran, con sus tarifas delirantes, contra la gente. En otros países se hace, porque de frío se mueren las personas. En la denostada Grecia se hace desde que el nuevo gobierno, tan denostado igualmente, se hizo con los mandos, pero es que malamente podrían «negociar» el pago de la deuda que estrangula la nación si no fueran capaces, en el ínterin, de que los bebés no sucumbieran a la hipotermia. Aquí no, aquí se regalan alegremente a las eléctricas 3.500 millones de euros retraídos del Erario, pues las puertas giratorias, la poca vergüenza de quienes las trasponen, valen para eso.
Tres olas de frío barren la Península: una polar, otra siberiana, y otra más, la que desprende un Poder insensato y que cala los huesos más que las dos anteriores juntas, congelándolos. Que un sólo anciano o un sólo niño español, o extranjero y residente en España, pase frío, mucho frío, por no poder pagar la demenciada factura de la luz, debería calificarse de terrorismo energético, a fin de aplicar a los responsables los rigores de esa desatentada e inútil ley que, so capa de la amenaza criminal, bestial, genocida, de los yihadistas, se han sacado de la manga el PP y el PSOE.
Decididamente, son tres las olas de frío que hielan éstos días España.
Rafael Torres