Voy a comenzar con un memorable pasaje de Juan Carlos Monedero en un mitin celebrado en Leganés, arengando a sus huestes diciéndoles: «Montoro no te tengo miedo, tengo todas mis cuentas en regla y he pagado mis impuestos». Después de esta bravuconada aplaudida, vitoreada y jaleada por su tropa, el propio Monedero corría como un descosido desde la tribuna hacia una delegación de Hacienda para hacer una declaración de renta complementaria porque le habían pillado con el carrito del helado en un presunto delito fiscal.
En una misma frase el señor Monedero mintió dos veces, dijo que todo su patrimonio fiscal estaba en regla, cosa que se ha demostrado que era falso, y dijo que había pagado sus impuestos, verdad a medias, había pagado una ínfima parte de lo que tendría que haber pagado desde el primer momento. Pero para ser sinceros, lo que más me sorprende es que para no tener miedo al actual Ministro de Hacienda, el señor Cristóbal Montoro, mucha prisa se ha dado Juan Carlos Monedero en volver a presentar una nueva declaración revisada. Es decir, el cazador cazado.
El caso del fraude tributario del portavoz de Podemos, el señor Juan Carlos Monedero, ha servido para volver a sacar algunas lecciones de lo que es Podemos, a la vez que nos debe servir para que muchos se den cuenta que los que van de castos y puros dando lecciones a la casta han batido un récord en tiempo y en actuaciones de superar fraudulentamente incluso a lo que ellos llaman la casta.
El «tic tac» de Juan Carlos Monedero para que dimita se ha puesto en marcha
El que ahora Monedero admita que defraudó a Hacienda debería servir para que se les caigan las vendas de los ojos a muchos españoles que confiaban en la posible regeneración que iban a traer a la política española estos individuos; y debería servir también para que todos aquellos correligionarios que le vitoreaban al estilo norcoreano al grito de Monedero aguanta, que recuerden que tras las primeras y ciertas denuncias por los escándalos de Monedero debido a sus irregularidades fiscales, sabiendo que falseaba sus explicaciones sobres sus empresas o cuentas, además de eso había sueldos que recibía de gobiernos sudamericanos sin pedir permiso a la Universidad donde imparte clases.
Me estoy refiriendo a que además de las irregularidades fiscales, también se encuentran las irregularidades administrativas, ya que desde el punto administrativo universitario con la actual legislación vigente, un profesor no puede cobrar más de una vez y media el sueldo que cobra el Rector de su universidad. Y por si fuera poco, en los protocolos de la Universidad Complutense no existen en el área de las Ciencias Políticas cláusulas de confidencialidad, a donde se agarra en su débil defensa el señor Monedero.
Pero si continuamos avanzando en sus irregularidades añadidas estarían el hecho de como el profesor Monedero nunca había anunciado a la Universidad Complutense que el Gobierno Venezolano pagaba y presentaba a todos los efectos al señor Monedero como representante y asesor del gobierno chavista venezolano, refrendado todo esto por varios periodistas que lo han comprobado reuniéndose con el propio Monedero en Caracas en calidad de asesor bolivariano.
Estos de Podemos todavía no se han enterado que Hacienda somos todos y que la ley es igual para todos
Pues bien, leyendo en las redes los comentarios de varios miembros de círculos y asambleas de Podemos, está claro a estas alturas de la película que el «tic tac» de Juan Carlos Monedero para que dimita se ha puesto en marcha, y no precisamente por los que ellos llaman la casta sino por sus propios acólitos que hace pocos días le vitoreaban y ahora buscan su defenestración por todas sus irregularidades cometidas en los últimos tiempos.
Afortunadamente para Monedero, su partido actúa como muchos de esos partidos a los que ellos llaman casta, ya que la reacción de Pablo Iglesias así lo ha acreditado este mismo fin de semana, echando balones fuera y acusando al Ministerio de Hacienda de ir contra ellos.
Lamentablemente estos de Podemos todavía no se han enterado que Hacienda somos todos y que la ley es igual para todos, incluso para los castos y puros como los señores y señoras de Podemos.
Carlos Iturgaiz