El gobierno de Grecia se enfrenta mañana a su primera gran cita con sus socios europeos. El rescate anterior finaliza el próximo día 28, es decir, que ese día si no hay acuerdo, Grecia se quedará sin ningún tipo de financiación. Sus socios no le prestarán más, el BCE le retira mañana esa posibilidad a los bancos griegos y en los mercados será muy complicado. Los niveles de la prima de riesgo y de la rentabilidad del bono a 10 años han vuelto a los niveles de 2012, cuando se hablaba de la salida de Grecia del euro. Entonces todo era preocupante. Muchos creían que la salida del país heleno del euro era una mala solución y que el contagio a otros países como España o Italia se podía llevar por delante a la moneda común. Hay que decir que hoy las circunstancias son otras. Parece que hay menos miedo a que se produzca esa salida de Grecia del euro. Desde luego, sí parece claro que la Unión Europea no va a consentir que Tsipras se salga con la suya, ni sus amenazas ni las de su ministro de Finanzas parecen haber torcido la voluntad de que si quieren más dinero hay que cumplir con los compromisos.
De hecho, el lunes se filtraba que Varoufakis ya va mandando el recado de que estarían dispuestos a aceptar el 70 por ciento de las condiciones que les impone el rescate. Desde Alemania la posición es muy clara, sin un programa de reformas y ajustes la situación de Grecia es ingobernable. A estas alturas, tampoco se descarta que propongan un crédito puente y que como aseguran algunas filtraciones, Grecia podría estar solicitando financiación a China y Rusia.
Sin duda, la situación es altamente complicada y la presión sobre Tsipras enorme. El discurso del domingo ante el Parlamento no ha gustado nada. La insistencia en marcar a los bancos del norte como auténticos depredadores no cuela. Ya todo el mundo sabe que la mayor parte de la financiación se la hemos prestado los ciudadanos que a su vez hemos tenido que hacer grandes sacrificios en nuestros países. El jueves se reúnen los jefes de Estado y de gobierno y desde Europa se le ha marcado a Tsipras esta fecha para solicitar una extensión del rescate. Por si esto no fuera así, y el tiempo apremia, varios países elaboran ya planes para abordar la posible salida de Grecia del euro, una salida que ahora, como decía, haría mucho menos daño del que pudiera haber hecho en 2012.
Carmen Tomás