Pedro Sánchez, cumple. Dijo en su día que ante un caso con olor a corrupción cortaría por lo sano y acaba de demostrarlo en Madrid expulsando del PSOE a Tomás Gómez, secretario general de la FSM y ex alcalde de Parla. Es pronto para zanjar conjeturas y dar por cerrada la información sobre qué es lo que ha llevado a Sánchez a tomar una decisión tan drástica pero, amén de la inocultable pérdida de respaldo electoral en Madrid, la parte vidriosa del asunto remite al caso del sobrecoste de las obras del ya famoso tranvía de Parla. Asunto investigado por la UDEF de la Policía tras conocerse que de una adjudicación inicial del proyecto en 93 millones de euros, el gasto final fue de ¡256 millones! Una barbaridad que -todas las informaciones subrayan el condicional, nosotros, también- podría ser el origen de dos delitos: uno de prevaricación y otro de malversación de fondos. El caso está ya en vía judicial y habrá que esperar a conocer el resultado de la investigación pero lo que transforma el asunto en cabeza de la crónica política nacional ha sido la reacción fulminante del líder del PSOE. Quienes reprochaban a Sánchez su presunta volubilidad de criterio en cuestiones políticas de fondo y le criticaban (a veces con razón) por algunas de sus «performances» mediáticas, se habrán llevado una sorpresa. Por lo expeditivo de la decisión. Una decisión que, en apariencia, a cien días vista de las elecciones autonómicas no favorece al partido.
La cosa también apareja alguna ironía. Estoy pensando en la cara que se le habrá puesto a Antonio Miguel Carmona, candidato al Ayuntamiento de Madrid, tras conocer la destitución de Gómez. Antes de ayer había dicho que por Gómez ponía en el fuego: «No una, las dos manos». La renuencia de Gómez a renunciar, abre una crisis de efectos imprevisibles en el seno del PSOE. Habrá que esperar, por ejemplo, a ver cómo reacciona la dirección del partido en Andalucía visto que la expeditiva decisión de Sánchez deja en evidencia a Susana Díaz a cuenta del blindaje parlamentario de algunos los mandos regionales imputados o incursos en el caso de los ERE y los cursos de formación. Pedro Sánchez ha jugado muy fuerte en este asunto. No hay precedentes de destitución fulminante de un barón regional del partido. Veremos qué pasa y sí, como se perfila, el sustituto de Gómez podría ser el ex ministro Ángel Gabilondo. La sesión, promete.
Fermín Bocos