Mariano Rajoy y Pedro Sánchez dedican buen aparte de su tiempo de estos últimos días a preparar el que va a ser el último debate del estado de la Nación. No hay que poner mucha imaginación para dar por hecho que el Presidente hablara de economía, o mejor dicho de su mejoría, expondrá los logros alcanzados, las reformas realizadas. Será, como han sido siempre los discursos de todos los presidentes un discurso largo, es posible que tedioso y absolutamente seguro que merecedor de las críticas de la Oposición.
Este será el último debate de la presente legislatura. El último para Rajoy como Presidente y el primero para Pedro Sánchez como líder de la Oposición. Hablaran todos los demás portavoces, incluido el jovencísimo Garzón que ha logrado relevar a Cayo Lara en su papel de portavoz. Será, sin lugar a dudas, un interesante cara a cara entre quien es el actual Presidente y el que aspira a serlo.
El ambiente es claramente electoral y difícil será que los protagonistas se sustraigan al mismo, pero al margen de este hecho que condiciona a ambos, lo cierto es que mientras Mariano Rajoy acude al mismo «muy tranquilo porque nunca lo ha tenido más fácil», en el PSOE, después de unas jornadas que todos quieren olvidar, la lupa sobre Pedro Sánchez va a ser implacable. Y es que los socialistas necesitan, cuando menos, que su líder no salga malherido. Basta con que no se equivoque para que en el seno del socialismo español se vaya despejando la estupefacción de las últimas jornadas. No en vano han sido jornadas sin precedentes.
Ni que decir que Rajoy no desvelará los nombres de los candidatos a Madrid. Se sabrán un viernes que es cuando se reúne la comisión de listas y puesto que en la primera semana de Marzo el Presidente tiene un viaje al extranjero en su agenda, habrá que estar atentos a ese primer viernes del mes próximo mes en el que el Presidente no estará en España porque ese viernes para alguno/na puede ser un viernes de dolores. Esto es lo que se masculla por los pasillos de Génova, pero es en Génova en donde para no pillarse los dedos recuerdan eso ya tan sabido por todos: «Mariano tiene sus tiempos». A partir de este último debate del estado de la Nación comienza, ahora sí que sí, la cuenta atrás. No habrá jornada sin sorpresas.
Charo Zarzalejos