Los mercados respiraron el viernes tras el acuerdo alcanzado por el Eurogrupo y Grecia. Una conversación de casi una hora entre Merkel y Tsipras fue decisiva para lograr el compromiso de los griegos de pagar todas las deudas, no poner en marcha medidas de forma unilateral y presentar mañana mismo un plan de reformas para los próximos meses. A cambio Grecia recibirá por varios conceptos casi 4.000 millones. El tiempo apremiaba, el 28 de febrero finalizaba el rescate actual y las negociaciones han sido a cara de perro. Cierto que ya circulaban informes sobre una posible salida de Grecia del euro y sus efectos. Incluso el BCE se preparaba, al parecer, para una eventual salida de Grecia del euro. En verdad nadie lo quería, aunque tampoco nadie estaba dispuesto a consentir que Tsipras se subiera a las barbas de sus socios.
Las promesas electorales de Tsipras se caen como un castillo de naipes.
Durante esta intensa semana de reuniones y conversaciones, como la mantenida por el primer ministro griego y el secretario de estado del Tesoro de Estados Unidos y que recuerda a la de Obama a Zapatero en mayo de 2010, todos los posibles finales han estado encima de la mesa. El drama del pueblo griego, la prepotencia de su gobierno, las exigencias de los socios de hacerle cumplir los compromisos e incluso la dureza de Alemania han sido motivo de discusión. Finalmente, se ha impuesto la responsabilidad de todos, incluida la de las autoridades griegas, que se han rendido sin ambages ante lo que habría sido un desastre mayor para su país. Varoufakis no quería quedar de perdedor y en declaraciones claramente para consumo interno, aseguraba tras la reunión que serán ellos quienes decidan las reformas estructurales que emprenderá Grecia. Al otro lado del ring, el ministro de Finanzas alemán que sin disimulos les mandaba el recado de que tendrán difícil explicar el acuerdo logrado a sus electores. Y no le falta razón. Las promesas electorales de Tsipras se caen como un castillo de naipes.
En todo caso, los mercados han esperado con bastante calma la resolución del conflicto. De hecho, el IBEX, el selectivo de la bolsa española, ha ganado esta semana un 1,1 por ciento y en los últimos 21 días un 4,5 por ciento. Si el lunes, el gobierno griego no vuelve con cartas marcadas a la partida, la total tranquilidad volverá a los mercados.
Carmen Tomás