Pedro Sánchez ha salido más que airoso de su primer debate sobre el estado de la Nación. El secretario general del PSOE no lo tenía fácil. Tenía que convencer no solo a los ciudadanos, sino a los suyos, de que realmente sabe lo que se trae entre manos. Sánchez dejó demostrado en la tribuna del Congreso que es capaz de enfrentarse a sus adversarios sin ningún miramiento. Por eso sorprendió a Mariano Rajoy y le sacó de sus casillas.
El presidente ha cometido un error con Sánchez, el mismo que en su día cometió Felipe González con José Mª Aznar: minusvalorarle.
Y se equivocan, sí, se equivocan quienes creen que a Sánchez le falta instinto para llevarse por delante a sus adversarios, sean estos los que sean. No ha llegado hasta la secretaria general del PSOE por ser pusilánime.
Lo cierto es que Pedro Sánchez ha dejado demostrado que es un fajador y que está dispuesto a dar la batalla por cruenta que esta sea.
Y si Sánchez sorprendió también lo hizo Alberto Garzón el nuevo líder de Izquierda Unida.
Garzón debutaba en el debate y demostró también que es un hueso duro de roer.
En cuanto al fondo del debate, pues la verdad es que ni España es el País de las maravillas que pinta Mariano Rajoy, pero tampoco es cierto que las cosas no estén mejorando aunque esté por ver si esa aparentemente mejora en los datos macroeconómicos tienen un efecto en la vida real, en la de los ciudadanos de a pie.
En cualquier caso ni Mariano Rajoy ni el PP lo van a tener fácil para superar las citas electorales. Pedro Sánchez es un hueso duro de roer, Alberto Garzón no le va a dar tregua, y en la calle, Pablo Iglesias y Albert Rivera, ausentes del debate sobre el estado de la Nación, pero cada vez más presentes en la vida política, forman un cuarteto de contendientes formidables dispuestos a desalojar cuanto antes a Mariano Rajoy de la Moncloa.
Me parece a mí que Rajoy y sus asesores han medido mal sus fuerzas y las fuerzas de sus contendientes. Es lo que tiene la política, que nunca hay que dar nada por hecho ni por ganado. Así que atentos porque la batalla acaba de empezar.
Julia Navarro