viernes, septiembre 20, 2024
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Crisis permanente

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Según decían algunos, el llamado golpe de mano de Pedro Sánchez descabalgando a Tomas Gómez del Partido Socialista de Madrid (PSM) abrió una crisis en el socialismo madrileño. Un observador marciano en la Tierra informaría a sus autoridades que el socialismo madrileño ha vivido permanentemente en crisis, y muchas veces en oposición a la Ejecutiva Federal del PSOE, mande quien mande. Los que peinan canas, si les queda pelo, recordarán que cuando Felipe González quiso volver, acertadamente, a la verdadera tradición del PSOE que no era marxista, situando al PSOE postfranquista en el ámbito de la socialdemocracia europea, desde el socialismo madrileño se elevaron voces muy contrarias y peleonas para impedirlo. Por estas y otras resistencias Felipe Gonzalez renunció a la Secretaría General de su partido en el Congreso de mayo de 1979.

En septiembre de ese mismo año acabaron triunfando las tesis de Felipe Gonzalez en un Congreso Extraordinario y volvió a ocupar la Secretaria General. Que los jóvenes y no tan jóvenes lobos socialistas de hoy en día, especialmente del socialismo madrileño, no tengan dudas: de no haberse salido con la suya Felipe Gonzalez, y los que le apoyaban, el PSOE no habría gobernado ni con Felipe ni con Zapatero y en España no se habría avanzado lo que se ha avanzado en democracia y mejora del Estado del Bienestar.

El pedrusco del socialismo madrileño en el zapato del socialismo español no se limitó a este episodio y parece haber ofrecido históricamente diferentes ejemplos. ¿Por qué será? Sesudos politólogos y sociólogos tendrán, quizás, respuestas científicas para explicar este comportamiento del socialismo madrileño, normalmente más extremo y radical en sus posicionamientos que la dirección del socialismo nacional. Los líderes, cuadros y militantes de los socialistas madrileños deberían interrogarse porqué están tantas veces en otra onda que los socialistas españoles en general; porqué parecen ser menos disciplinados, más díscolos; porqué dificultan aparentemente la unidad del PSOE, un partido de Gobierno que por ello tiene una dirección central que necesita tras de sí un partido unido y disciplinado sin perjuicio de oportunos debates.

En democracia un partido que, como el PSOE, quiere gobernar para mejorar el país tiene que combinar utopía con pragmatismo. Utopía para ofrecer un programa de progreso y pragmatismo para saber adaptarse a la realidad. Más vale vaso medio lleno que vacío. Los socialistas madrileños deberían también reflexionar acerca de quiénes han gobernado en Madrid, Ayuntamiento y Comunidad, desde 1975 en nombre de sus siglas porque no han sido muchos. Al igual que el independiente Ángel Gabilondo, Tierno Galván, que fue Alcalde, venía del extrarradio del socialismo tradicional. Fundador de Partido Socialista Popular, acabó integrándose en el PSOE. Tierno era algo único, extraordinario y prestigioso. Juan Barranco, un buen militante socialista, le sucedió a su muerte pero ya fue un fin de fiesta.

El otro socialista madrileño exitoso fue Joaquín Leguina, Presidente de la Comunidad de Madrid, predecesor del conservador Alberto Gallardón que, dicen, ha dejado a los madrileños aplastados bajo inmensas deudas (gastando cualquiera se eleva hacia las cumbres). Leguina se distanció de su partido y hasta se pueden oír en su boca amargas reflexiones acerca de cómo se puede echar a perder gente valiosa para el socialismo. Así es cuando ciertos dirigentes se encasquillan en la maquinaria interna partidista, impertérritos ante las derrotas electorales mientras no se muevan las sillas de sus feudos personales. Tomás Gómez parece ser el último ejemplo. Su atrincheramiento para no dar paso a renovaciones forzó el acto de fuerza jerárquica que era irremediable aunque pudiera tener costes. De cara al futuro es exigible al PSM, dirigentes y militantes, el ejercicio de un mayor grado de responsabilidad.

La masiva ratificación por la militancia socialista madrileña de Angel Gabilondo, candidato de Pedro Sánchez, para la Comunidad de Madrid ofreciendo un candidato nuevo y progresista con ideas atractivas y realistas, ha sido un buen primer paso demostrando que la medida urgente y extraordinaria de Pedro Sánchez fue acertada y ello fortalece ya su liderazgo, del mismo modo que su buena actuación en el Debate del Estado de la Nación en el que el impasible Rajoy perdió los nervios y el debate frente al líder socialista según señalan los sondeos. ¿Principio del fin de Rajoy? La consolidación como candidato de Gabilondo, ciudadano valiente y ejemplar por su arrojo, es importante para Sánchez, como lo serán en mayo los resultados de las elecciones autonómicas y municipales, sin olvidar el resultado de Susana Díaz en marzo en Andalucía. Puede estar el PSOE resituándose al alza, pero su unidad es imprescindible para consolidarlo.

Asimismo, en un país donde normalmente la gente se ufana de no afiliarse a nada, deberían quizás los partidos contar con un mayor número de independientes valiosos cercanos a sus ideas, abriéndose así más a la sociedad y devaluando maquinarias excesivamente endogámicas.

Carlos Miranda

Embajador de España

Carlos Miranda

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