El viaje que ha realizado el expresidente de España, José Luís Rodríguez Zapatero, a Cuba está levantando estos días en nuestro país una gran polvareda mediática. En especial, por la indignación del Gobierno español, con toda la razón del mundo, al no haber sido informados con tiempo y forma de la agenda de contactos del expresidente en aquel país americano.
La lamentable foto de Moratinos y Zapatero, junto al dictador Raúl Castro, ha sido interesadamente puesta en circulación por los medios de comunicación castristas cubanos y por orden del Gobierno de ese mismo país. Como no podía ser de otra manera, para intentar demostrar que la dictadura cubana no está aislada, que tiene relaciones y encuentros internacionales, y lo más lamentable es que Zapatero se haya prestado a ese juego. Que les dé todas las bazas a ese Gobierno dictatorial cubano que no respeta los derechos humanos, ni la libertad de prensa, que tortura y que encarcela a políticos, intelectuales y pensadores que no son de la cuerda de esa funesta y fanática dictadura comunista.
Hay que reconocer que al expresidente Zapatero, dirigiendo a España desde su gobierno o como cuando fue jefe de la oposición en nuestro país, siempre se le ha visto su afecto, afinidad y su cercanía con los más déspotas dictadores y peores líderes latinoamericanos.
La política internacional de José Luís Rodríguez Zapatero se ha basado fundamentalmente en tres pilares; el primero, en acercarse y congeniar con los «piratas del Caribe», es decir, con los líderes iberoamericanos de la órbita del chavismo, con Chávez y Maduro en Venezuela, los Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua, Correa en Ecuador o Morales en Bolivia. Hemos contemplado como este último por los favores recibidos de Zapatero le ha condecorado al expresidente socialista español con los mayores honores de Bolivia en su visita a ese país tras dejar la isla de Cuba. El segundo pilar de Zapatero se basó en crear una Alianza de Civilizaciones junto al turco Erdogan. En vez de pedirle a su amigo turco, que se esforzase en preservar las libertades y los derechos humanos en Turquía, además, de retirar sus tropas invasoras de Chipre por ser un estado miembro de nuestra Unión Europea. Zapatero apostó por acercar Occidente y Oriente con el nulo resultado positivo que estamos contemplando, viendo los últimos acontecimientos de masacres terroristas cometidas por fanáticos islamistas que están ocurriendo en nuestro continente. Y el tercer pilar de su política exterior fue con su compañero de viaje y foto en Cuba, el señor Moratinos, dar todos los pasos posibles para retirar demandas españolas de reivindicación de la soberanía española sobre Gibraltar, para gran euforia de los británicos.
Un expresidente español, sea del signo político que sea debería ser un gran embajador de su nación cuando el Gobierno de turno se lo pida. Lo que no puede ni debe ser es un lastre para la política exterior del Gobierno actual, y las injerencias de Zapatero, a la vez que su planificada estrategia de reventar la política exterior del Gobierno de Rajoy, con sus visitas a hurtadillas y sin informar debidamente al Ministerio de Exteriores español, de países califiquémoslos como delicados, sólo se pueden entender como puñaladas traperas a los intereses de su Nación. Que el propio Zapatero, por el puesto que ostentó, mejor que nadie debería conocer los cauces que deben de tomarse antes de hacerse fotitos con «colegas» que deberían estar sentados en Tribunales de Justicia Internacionales por los crímenes que están cometiendo contra su población en los países que dirigen bajo el yugo dictatorial comunista.
Así que visto lo visto, si el expresidente tiene in mente más viajes para el futuro, que se aplique ese refrán de, Zapatero a tus zapatos….
Carlos Iturgaiz