Pedro Sánchez vuelve a parecerse a Pedro Sánchez, o lo que es lo mismo ha vuelto a hacer política.
Si alguien echa la vista atrás, es decir cuando Pedro Sánchez concurrió a las primarias, encontrará unos cuantos artículos míos en los que no dejaba dudas respecto a que me parecía el mejor de los candidatos que concurrían para hacerse con la secretaria general. Luego, en algún momento, sus actuaciones televisivas me produjeron, como a tantas otras personas, cierto desconcierto. Parecía más preocupado en darse a conocer fuera que en consolidar un discurso político como alternativa al PP. Y es que Sánchez había caído en las redes de los asesores de imagen empeñados de que los ciudadanos le conocieran no importa como y olvidando que a los políticos hay que conocerles por su discurso, por su capacidad de dar soluciones a los problemas reales de la gente y no porque se cuelguen en un molinillo o escalen un peñón.
Las criticas empezaron a lloverle, y el malestar interno en el PSOE era evidente, muchos se preguntaban si se habían equivocado al apostar por él. En realidad esa pregunta se la continúan haciendo, ya que algunas de sus decisiones han resultado cuanto menos inquietante. Por ejemplo la manera en que ha fulminado a Tomas Gómez. Es evidente que Ángel Gabilondo es un magnifico candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Pero el fin no justifica los medios y la manera en que ha acabado con Tomas Gómez da que pensar sobre su dureza de fondo y como es capaz de fulminar a sus adversarios sin despeinarse.
Salvo este inquietante episodio, lo cierto es que Pedro Sánchez ha dado un giro a su manera de hacer y estar en política. No solo salió más que airoso del debate sobre el estado de la Nación, sino que vuelve a anteponer el discurso político para dar respuestas a los problemas concretos, y sabe estar donde hay que estar, por ejemplo en Aragón, que en las últimas semanas ha padecido el desbordamiento del río Ebro.
Por eso digo que Pedro Sánchez vuelve a parecer el que parecía ser, el joven político que logró que muchos ciudadanos volvieran a pensar que el PSOE puede volver a liderar la sociedad.
Si efectivamente, como indican los sociólogos, el bipartidismo está a punto de fenecer, el PSOE puede ser el partido que aglutine a otras fuerzas y conformar una alternativa al PP. O sea que Pedro Sánchez puede convertirse en presidente si no comete errores de bulto de aquí a finales de año o principios del 2016, cuando sea que se celebren las elecciones generales, naturalmente sin olvidar que también van a influir en su futuro el resultado de las elecciones municipales y autonómicas.
Por lo pronto es un alivio para los votantes socialistas ver que Sánchez vuelve a ofrecer la mejor versión de Sánchez. Pues eso.
Julia Navarro