domingo, noviembre 24, 2024
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El «milagro» de Cervantes

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Amén de su innegable interés cultural, el revuelo mediático despertado por el hallazgo de restos óseos que podrían corresponder a Miguel de Cervantes se justifica en la medida en la que la noticia tiende detrás una historia fácil de contar. Una historia llena de evocaciones históricas y literarias sencillas de relatar por los medios. También para los canales de televisión que han hecho del seguimiento del trabajo del equipo de forenses y especialistas en la cripta del madrileño convento de las Trinitarias una pieza habitual en sus telediarios. Tengo para mí que una vez fijada por los expertos la idea de que el porcentaje de probabilidades de que los restos hallados pertenecieran a Cervantes es muy elevado, no habría que dar más vueltas.

La imposibilidad de contrastar mediante el ADN excluye la certeza total, pero eso no impide que sea la lógica la que nos lleva a pensar que los  expertos están en lo cierto. No sólo los forenses, también los especialistas literarios. Cervantes vivió en el barrio dónde está el convento y dejó por escrito en su testamento -«Mandóse enterrar en las monjas Trinitarias»- dónde quería que reposaran sus huesos. ¿Qué más evidencias necesitamos para celebrar la noticia?  Aprovechando el tirón mediático, casi un milagro tratándose de una asunto relacionado con la cultura, parece llegado el momento de rendir renovado homenaje a quien sin duda es el autor español más universal. La historia de «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha», ha sido traducida a la mayor parte de las lenguas cultas.

Los poderosos arquetipos creados alrededor de Don Quijote y de  Sancho Panza han traspasado los siglos instalándose en el decir popular. Se habla de convertir el convento, o una parte del mismo, en edificio dedicado a ensalzar la figura de tan ilustre huésped. Sería algo así como la «Casa o Museo  Cervantes». ¿Por qué no? Todo lo que sea hacer sitio en la vida pública a la cultura y a quienes con sus escritos nos han ayudado a reír o llorar y a vivir otras vidas, bienvenido sea. Si, además, el Gobierno reflexiona sobre el interés generado por esta historia y admite que la Cultura, con mayúscula, interesa mucho a la gente y, por lo tanto  es un bien a proteger: ¡que baje el IVA cultural! Estoy seguro de que Cervantes apoyaría la idea.

Fermín Bocos

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