domingo, noviembre 24, 2024
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Un Pacto contra la pobreza

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Una encuesta de la Cruz Roja en Cataluña a un millar de familias vulnerables a las que atiende y que suman 2338 hijos, cada día es estremecedora no sólo por los datos que aporta sino porque esa es sólo una pequeña parte del problema. En Cataluña y en toda España. Nueve de cada diez familias que atiende la institución tienen dificultades, no para pagar la vivienda o la luz o el agua ni para aportar un salario a la casa, sino para comer. Un 30 por ciento sufre inseguridad alimentaria leve (cuando afecta a la calidad de la dieta), un 40 por ciento, moderada (afecta también a la cantidad) y un 22 por ciento, severa, porque, simple y llanamente, sufre hambre. Este concepto de «inseguridad alimentaria» sólo se usaba antes en las crisis humanitarias. Ahora es el pan nuestro de cada día, o mejor dicho la carencia ese pan.

 En el año 2012, Artur Más lanzaba la idea de hacer una gran movilización ciudadana para concienciar a la sociedad catalana sobre la necesidad de erradicar la pobreza. Luego cambió de idea y la movilizó para pedir la independencia. Seguramente, todos nos movilizamos más por cualquier otra cosa que por acabar con algo que es una violación permanente y consentida de los derechos fundamentales de las personas. Y cuando hablamos de niños, debería ser considerado como un delito de lesa humanidad. En Cataluña y en otras muchas comunidades autónomas se han incrementado las becas comedor, pero la encuesta de la Cruz Roja dice que un 21 por ciento de los niños que sufren hambre -rechazo hablar de un eufemismo como el de «inseguridad alimentaria»- no reciben la beca y al 58 por ciento la beca no les cubre la totalidad del comedor escolar. ¿Se extraña alguien de que la gente reaccione?

En Zaragoza se han juntado todos los partidos políticos en un debate en vísperas de elecciones y todos han coincidido en la necesidad de un Pacto contra la pobreza y en que los fondos salgan de los Presupuestos Generales del Estado y de los de las comunidades autónomas. El problema es que cuando se pasa de las buenas intenciones a los hechos, todo el acuerdo se viene abajo como un alud de nieve y deja sepultados a los de siempre, a los pobres, mientras todos los demás miramos desde lo alto, donde ni se pasa hambre ni hay peligro.

El candidato de IU en Andalucía lleva en su programa un objetivo: garantizar agua y luz a los que no tienen nada y no pueden pagar nada. Garantizar unas rentas mínimas a los más desfavorecidos debería estar en todos los programas políticos y el dinero habría que sacarlo de donde fuera. Las distancias sociales crecen día a día y pronto, los más ricos van a disponer del 90 por ciento de las rentas y los más pobres no van a tener ni para caerse muertos. Pero nadie se va a manifestar por ellos. Un Pacto real contra la pobreza sería también un Pacto para acabar con la indignidad colectiva.

Francisco Muro de Iscar

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